sábado, 26 de octubre de 2019

Capítulo 05: El comienzo de algo nuevo

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N/T: Emm... esta escena es un poco fuerte... por si acaso.
***
En un callejón oscuro, dos sombras superponían. 
Los labios de Miaofu estaban bloqueados mientras una boca caliente se forzaba sobre ella, chupando su lengua como si quisiera tragarla, siendo chupados y mordidos hasta que le dolieron y dejándola casi sin aliento.
Ella quería luchar pero él era más fuerte y la tenía inmovilizada. Él presionó sus brazos contra la pared y pegó su cuerpo fuerte contra el de ella. Él estaba presionando su pecho y besándola bruscamente, haciéndola sentir como si se estuviera asfixiando.
—¡¡Ah, no...!!— Gritó. Todo era un desastre y le dolían los labios. Ella frunció el ceño, el miedo la hizo enojar, pero sintió que su cinturón se desataba poniéndola aún más agobiada.
—No, no hagas eso-...
Su labio fue mordido tan fuerte que se sintió aturdida por el dolor, pero se tragó el sonido y miró con pánico como Yaotang la llevaba a un callejón cerca del puerto, pero no se había atrevido a soltarse. La arrastró hacia las sombras, tiró su equipaje a un lado e inmediatamente comenzó a besarla con crudeza.
Ella estaba petrificada y luchó por escapar, pero él le susurró al oído.
—Puedes luchar más, sería mejor si gritaras más fuerte, no me importa dejar que la gente mire. 
Su tono frío la hizo congelarse. Ella sabía que él podía hacer lo que estaba amenazando para que ella no se atreviera a huir. Ella solo podía hacerse pequeña como un ratón, esperando que su ira se disipara. Pero cuando él ató sus manos con su cinturón, sus ojos se abrieron con horror, él no podía estar pensando...
—Qi-Qin dage, por favor, no te precipites...— Su voz tembló y lágrimas de miedo bajaron por sus ojos. 
Ella no se atrevió a provocarlo, y se apresuró a encogerse, esperaba que él la perdonara. Yaotang rozó suavemente los labios que estaban hinchados por sus besos, mientras su otra mano se deslizaba de su cintura, debajo de la delgada camiseta.
—Te dije que te quedaras en el Yuxilou, pero en cambio, te veo cargando equipaje y corriendo hacia el puerto, intentando abordar un barco. Dime hermano menor, ¿a dónde ibas?—
—Yo...
Él empujó sus dedos en su boca abierta mientras tocaba su pecho envuelto en la tela. Podía sentir su intenso latido. Enterró su hermoso rostro en el hueco de su suave cuello blanco y mordió la delicada piel, su aliento sobre ella estaba ardiendo. Miaofu se estremeció, pero no podía decir si su rápido latido era de miedo o emoción.
—¿Por qué no me contestas? ¡Dime! ¿A dónde llevas el barco? ¿O planeabas huir? ¿Quieres escapar de mí? ¿Hmm?
—Yo...— Su labio volvió a dolerle, ella usó una voz suave. —No te enojes, Yaotang...
—Enojarme— Repitió con una sonrisa, sus hermosos ojos negros parecían profundos e insondables. —¿Crees que estoy enojado?—
Mientras decía esto, tomó el nudo que la sujetaba y lo desató.
Sí, muy, muy enojado.
Cuando la tela cayó lentamente al suelo, un aire fresco de otoño golpeó su pecho y ella pudo sentir sus pezones endurecerse en respuesta al frío.
—No estaba planeando escapar...— Mintió ella. —Solo quería hacer un viaje en el barco.
—¿Es eso verdad?— Él llenó con sus palmas los pechos blancos como la nieve que expuso. —¿Solo un paseo con una bolsa tan grande?—
¿Se atrevió a decir esas tonterías? Una chispa brilló en sus ojos negros, mientras apretaba bruscamente su agarre en sus pechos.
—¡Ah...!— Lloró de dolor, pero no se atrevió a gritar fuerte porque temía llamar la atención, temiendo que alguien entrara en el callejón.
—¡No!— Sollozó, esperando su misericordia, su calmada ira era más terrible que cualquier otra cosa. —Qin, no hagas esto.— Ella trató de hablar en voz baja, así que la dejaría ir si mostraba su debilidad. Pero vio a través de sus intenciones, lamió sus labios y besó sus lágrimas.
—No. No creo que hayas aprendido tu lección.— Sin darle una lección profunda, ella no aprendería nada, todavía intentaría escapar cuando él no estuviera prestando atención.
En este caso, si él no la hubiese visto de casualidad, ella habría huido en el barco. El pensamiento de que ella huyendo bajo su nariz dejó sus ojos fríos.
—No puedo dejarte ir esta vez. Tienes que ser castigada para que siempre recuerdes esto.
¿Castigada? ¿Qué castigo?
 Antes de que ella pudiera preguntar, sus labios estaban bloqueados de nuevo. Él salvajemente mordió sus delicados labios. Se tragó bruscamente la miel de su boca y le dio su saliva. Sus manos frotaron ásperamente sus pechos y tiraron dejando marcas rojas en su piel blanca.
Ella gritó tan silenciosamente como pudo, su delicado cuerpo no pudo soportar esa agresión. Sus labios fueron besados ​​hasta el punto del dolor y sentía su pecho arder por la forma en que él la estaba agarrando, pero ella no pudo escapar de su abuso. 
Le arrancaron los pantalones y su mano áspera ahuecó la mullida cama de flores. Miaofu se puso rígida de sorpresa y su cuerpo inconscientemente quería evadir su mano.
—Muévete de nuevo, y lo haré más doloroso para ti.— Escuchó la amenaza en su oído. 
Sus labios húmedos y calientes acariciaron el lóbulo de su oreja y mordieron la punta profundamente.
—¡Nh!— Ella lloró, era tan doloroso. no se atrevió a moverse otra vez por miedo a profundizar su ira. Ella solo podía hacerlo sentir molesta con los gemidos. —No correré, no tes enojes.— 
Yaotang lamió la gota de sangre, su figura encogida hizo que su ira se disipara, pero él no tenía la intención de dejarla ir fácilmente. Esta mujer era muy inteligente, sabía cuándo mostrar su debilidad para apaciguarlo; usando una apariencia débil para eliminar su enojo, queriendo que tenga buen corazón y la perdone. Pero si ella pensaba que él seguiría sus intenciones, ella estaba equivocada. Él no sería tan engañado, y su intento de escapar realmente lo molestó.
La idea de que ella hubiera escapado y que él no pudiera encontrarla en ningún lado hizo que su calma se rompiera por una oleada de agitación, lo que le hizo querer atacarla. Quería mantenerla cautiva, ella no podría escapar, no se atrevía a escapar. ¡Ella nunca escaparía de él!
La haría sentir dolor. Él la haría sentir miedo, se estamparía en ella, penetraría profundamente en su corazón, por lo que nunca tendría otra idea sobre huír.
Mirándola con ojos helados, sus dedos se abrieron paso y penetraron la delicada carne de su flor sin ninguna delicadeza. Ella gritó. Un cuerpo extraño forzando su camino hacia su apretada carne sin humedad. Miaofu se mordió el labio tratando de no sollozar por el dolor. Había un poco de sangre filtrándose de su delicada flor, pero a él no le importó su dolor, su dedo medio comenzó a temblar y agitar su carne tierna y moler la indefensa flor.
—¡No...!— Intentó apretar sus muslos para detenerlo pero él le pellizcó el pezón con fuerza.
—Abre las piernas.— Ordenó en un susurro. Tomó un pecho en su boca y le mordió el pezón.
—¡Ah!— Miaofu estaba temblando, pero ella lo miró con ojos suplicantes. Él levantó una ceja mientras lamía las marcas de dientes que había dejado en su pezón.
—¿Debo ser más áspero?
No se atrevió a pronunciar una sola palabra en protesta o resistencia y abrió lentamente las piernas.
—Muy bien.— Dijo mientras lamía la punta de su pezón con satisfacción. La embromó con su lengua, lamiendo suavemente sus pechos mientras su largo dedo agitaba el agujero de su flor, girando y bombeando mientras su pulgar presionaba su cuenta roja con su uña.
—¡Umm!— La sensación en la parte inferior de su vientre comenzó a cambiar, el inusual efecto creció dentro de ella y su cuerpo comenzó a suavizarse.
Sintiendo su cambio, Yaotang le dio una sonrisa malvada.
—¿Tan sensible? Incluso el dolor puede mojarte.— Su dedo de bombeando pronto fue lubricado con jugo de amor facilitando su entrada y salida. La cara de Miaofu se sonrojó de vergüenza, humillación y rabia. Pero no pudo decir nada porque vio a la gente entrar en el callejón, ella se espantó y su pequeño agujero se apretó.
—¡Tan agotador! Había mucho trabajo hoy, todo lo que quiero hacer es comer algo y descansar.— Los escuchó hablar.
—Yo tomaré hasta el amanecer.
Los dos hombres entraron en el callejón mientras estaban hablando. Miaofu los observó con nerviosismo, pero Yaotang se apegó más a ella e introdujo otro dedo en su interior. Sus ojos se agrandaron ante la invasión, ella quería exclamar pero tuvo que contenerse debido a la vergüenza. 
¡No! ¡Serán descubiertos! Ella negó con la cabeza a Qin Yaotang, rogando con sus ojos. Escuchando los pasos que se acercaban, su corazón comenzó a apretarse, pero Yaotang no prestó atención; siguió empujando sus dedos en ella repetidamente, pasando los dedos deliberadamente por los músculos internos sin experiencia. La amenaza de ser descubiertos hizo que su cuerpo se volviera más sensible, su pequeño agujero continuó apretádose y comenzó a sentir placer con sus dedos. Su pecho tembló levemente y se mordió los labios profundamente. 
Esta persona... ¡era demasiado excesiva! 
Estaba molesta pero no pudo detenerlo. La gente que había entrado en el callejón estaba a solo una docena de pasos de ellos, pero estaban en un rincón oscuro, por lo que no fueron descubiertos. Pero si hubiera algún movimiento, ciertamente lo oirían.
¡Ah! Su pezón fue mordido, y sus dedos se retorcieron dentro de su flor, la sensación hizo que Miaofu casi se derrumbara y ella quería gritar. Se inclinó enojada sobre su hombro y le mordió el músculo para devolverle el dolor.
A Yaotang no le importó el dolor en su hombro, sus largos dedos se aceleraron agitando su tierna carne. Los ojos de Miaofu se ensancharon cuando su pequeño agujero repentinamente comenzó a enviar oleadas de placer a través de ella. Bajo su tormento, ella había perdido todo el cuidado por las otras personas en el callejón. Sumergida en la lujuria, su jugo de amor fluyó y su flor se hinchó roja como una rosa.
Sintiendo su rendición, Yaotang aumentó su ataque a su carne tierna, presionando contra el punto sensible causando que colapsara.
—¡Nnnh!— Miaofu no podía soportarlo más y el clímax la recorrió haciéndola temblar ferozmente, luego suavizándola. 
 Soltó suaves jadeos cuando se apoyó en él, su visión era brumosa y ya no podía hacer ningún esfuerzo. Ni siquiera sabía cuándo se fueron las personas que habían entrado en el callejón.
Yaotang sacó sus dedos cubiertos de un fluido obsceno y sedoso. La desató el cinturón y liberó su propio deseo, empujándose entre esa suaves piernas. Sintiendo su calor, Miaofu se puso rígida y entró en pánico.
—No.— Ella lloró.
—Cierra tus piernas.— Dijo con voz ronca, al ver que ella no respondía, se frotó los labios del gatito y preguntó. —¿O quieres que entre?— Él estaría feliz de hacer eso.
Miaofu no se atrevió a dudar, soportando su vergüenza, ella apretó sus piernas. El feroz macho caliente rozó la costura y ella sintió su inmensidad, haciendo arder sus orejas. Su virilidad se pegó a la carne sensible entre sus suaves muslos, y Yaotang comenzó a moverse. Su ardiente virilidad se contrajo cuando se frotaba hacia adelante y hacia atrás a lo largo de su sensible piel, sintiendo sus delicados muslos internos.
—Nhh.— Cada movimiento de su miembro grueso a lo largo de su núcleo mojado hizo que Miaofu se sintiera avergonzada. Y el que no se introdujera, la hacía sentir más vergüenza que si él hubiera entrado. 
Apretó sus suaves nalgas mientras empujaba sus fuertes caderas contra ella. Sus suaves muslos pronto se enrojecieron por sus acciones, pero la miel goteaba de su núcleo humedeciéndole su virilidad, facilitando su camino. Casi podía oír el pulido sonido de los fluidos corporales.
—Tanto jugo de amor, ¿te gusta?— Su deseo crecía por el de ella. 
Pasó dos dedos por su costura y se burló de su delicada perla roja, antes de hundir sus dedos en ella.
—¡Mn!— Gimió mientras apretaba su cuerpo. Las paredes sobre su flor se apretaron chupando los dedos que entraron en ella. Su rostro estaba teñido con un encanto femenino y lujurioso. La tentación sensual hizo que su expresión se profundizara y él bombeara más rápido. Cada vez que la cabeza pasaba contra los pétalos mojados, casi la penetraba.La fuerza de su empuje aumentó, y la piel de sus muslos se sintió muy frotada, pero el calor de la lujuria era apasionante.
El deseo anuló su vergüenza, dejando solo la búsqueda instintiva del placer. Ella estaba tirando de sus piernas más apretadas haciendo difícil su retirada. Sus hermosos ojos estaban llenos de lágrimas de pasión, en ese momento, su aspecto era mucho más hermoso.
Al observarla, la respiración de Yaotang se hizo pesada. Ella era una bruja malvada, lo sedujo a la locura haciéndole perder el control, incapaz de controlar sus sentimientos. Un deseo posesivo surgió desde lo más profundo de él, le besó bruscamente los labios como una bestia hambrienta en busca de su dulzura.
Él la tocó con dureza, mientras frotaba su perla. La delicada carne se contraía constantemente alrededor de sus largos dedos. Sus gemidos fueron bloqueados por su beso enredado, y él siguió empujando salvajemente, jugando aún con sus privados y frágiles pétalos.
Sus manos apresadas se ajustaron más, y la espalda de Miaofu estaba adormecida, su cintura y caderas onduladas contra él mientras fluían sus jugos de amor. Dio un empuje final y luego se retiró para rociarle un líquido ardiente sobre su estómago.
El pequeño ratón perdió su libertad. El gato malvado no solo hizo que las personas vigilaran su puerta, sino también...
Debajo de sus colchas, ella estaba desnuda como un bebé recién nacido. Yaotang le había quitado toda la ropa para evitar que huyera, ella no podía usar ropa mientras él estaba lejos. 
¡Ese desgraciado!
La cara de Miaofu se enrojeció de vergüenza, pero no había nada que pudiera hacer, no es como si pudiera escapar desnuda, solo podía sentarse en su habitación. Quería atarla, pero ella no estaba dispuesta a estar atada, y aunque su intento anterior fracasó, ella fue atrapada; el castigo realmente le dio un miedo persistente. Recordándolo sus oídos no pudieron evitar quemarse.
¡Ese acosador sexual!
Aunque, él no la penetró, era casi lo mismo. La había tocado por todo su cuerpo. Y desde esa noche en el callejón, Yaotang había comenzado a ir a su habitación en medio de la noche para dormir con ella hasta que el cielo se iluminara. Los residentes de Yuxi solían irse antes de despertarse. 
Por supuesto, nunca tuvo una buena noche de sueño. Él la molestó y la atormentó, como un lobo que quería comérsela hasta las médulas; la comió limpiamente
¿Protestó ella? Por supuesto, pero él la ataría y la golpearía, de lo contrario la lastimaría violentamente. Aunque no la penetró, se burló de ella y la amenazó, y la obligó a complacerlo con satisfacción con sus manos y boca.
Durante el desayuno, Yaotang colocaba la comida en su cuerpo desnudo y comía poco a poco... Ese pervertido... Su cuerpo estaba lleno de moretones dejados por Yaotang, marcas de mordeduras y chupetones, nuevos y viejos, rojos y verdes se han fusionado y no han desaparecido. Su cuerpo parecía estar disfrutando de las burlas y no estaba acostumbrado al placer que él le daba, aunque ella lloró y se vio obligada a pedir clemencia, a pesar de no estar dispuesta, eventualmente sucumbió al deseo. 
Hizo que Miaofu se enojara de una forma indescriptible, sentía que era realmente inútil al no poder escapar del acoso de Qin Yaotang. Ella no pudo hacer un plan porque no tuvo la oportunidad y si fuera atrapada nuevamente por Yaotang... no pudo evitar estremecerse.
Escapar. Ella solo necesitaba tener éxito una vez.
Yaotang los había hecho quedarse en Xiangcheng durante tres meses, planeaba quedarse otro mes para terminar con los problemas de aquí, y después regresar a la capital real. Aunque de hecho, no había mucho con qué lidiar aquí, pensó Yaotang, pero no tenía la intención de regresar a la casa de la familia tan pronto. Una vez que regresaran, sería más fácil para Shaoqing esconderse de él 
 ¿Cómo podía él permitir que se escondiera? Antes de que pudiera descubrir sus secreto, no le permitiría dejar su vista y... Esta Shaoqing se estaba volviendo cada vez más confusa en la mente de él. Ella era como un enigma, aunque él no sabía la respuesta, se dio cuenta de que no quería estar separado de ella.
Este sentimiento hizo que Yaotang se confundiera, mientras que ella todavía tenía toda la intención de huir y esconderse. Sólo él se vio afectado. Esto hizo que Yaotang se sintiera incómodo. Quizás cuanto más lo eludía, menos quería dejarla ir, la deseaba por completo, pero no deseaba que ella aún pensara en dejarlo.
**
Miaofu no estaba al tanto de los pensamientos que pasaban por la mente de Yaotang, solo le tenía miedo a la muerte. Todo lo que podía pensar era escapar, tal vez ella podría encontrar una manera de volver a casa...
—¿En qué estás pensando?
La repentina pregunta la asustó e hizo saltar a Miaofu. Levantó la vista y vio que él había vuelto a mirarla con sus insondables ojos oscuros.
—Nada.— Respondió ella apartando la mirada con aire de culpabilidad.
—¿Estás pensando en huir de mí?— Preguntó él mientras se sentaba en la cama y le acariciaba su largo cabello suavemente. 
Su tono de luz tenía una indulgencia imperceptible. Pero su manera amable asustó a Miaofu y ella apretó sus labio. No estaba dispuesta a soportarlo, estaba enojada hasta el fondo y no pudo evitar gritar.
—¡No puedes mantenerme encarcelada para siempre!
Yaotang no parecía molesto por su arrebato. En cambio, le dio una sonrisa torcida. Levantó la barbilla con un dedo y acercó su atractivo rostro. 
—Pero quiero hacer esto... ¿puedes imaginar por qué?
¡Por supuesto no!
El nuevo coraje de Miaofu se desinfló repentinamente. Su aura era terrible, ella estaba tan asustada que no podía gritar y solo podía gemir interiormente.
—Será mejor que no cometas ningún error, ¿entiendes?— Le dijo mientras sus cálidos dedos rozaban sus pequeñas orejas blancas como si fuera una mascota querida. —No me provoques, ¿de acuerdo?—
Ella movió la cabeza en señal de asentimiento.
—Bien.— Él le dio una sonrisa feliz y se levantó de la cama. Fue a la mesa donde había colocado algo de ropa y se la entregó a ella. —Ven, usa esto.—
Ella le quitó la ropa y la abrió. 
—Esto es...— ¡Ropa de mujer!
Yaotang le había dado una falda y una blusa, quería verla vestida de chica, así que le pidió a la tienda de bordados que escogiera la ropa adecuada para ella.
—Esta noche es la exhibición anual de fuegos artificiales en Xiangcheng. Debes estar aburrida por estos últimos días, te llevaré al mercado.
Miaofu estaba feliz de poder salir, y aunque todavía la seguiría era bueno no tener que estar encerrada en la casa. Pero ... 
—Pero, son ropas de mujer. 
¿No será vista por personas que conocía? ¿No sabría el mundo que era mujer? 
—No te preocupes, no te llevaré cerca de nuestras tiendas, y con tanta gente en el mercado, nadie te notará.— Respondió sentándose en la cama de nuevo.
—¡Oh!— Ella se sorprendió.
—Te ayudaré a ponértelo.— Se ofreció mientras la agarraba para evitar que se escondiera.
—No, lo haré yo misma.— Ella no sabía cuánto tiempo le tomaría averiguarlo, y quién sabía a qué estaba jugando este lobo. 
Pero no dejó que ella se negara, él levantó una fría ceja ante ella apenas empezó a luchar. Cuando vio que su rostro había cambiado, ella no se atrevió a resistirse y dejó de intentar evadirlo. Con un puchero involuntario, ella lo dejó vestirla.
Tomó una hora. Después de lo cual Miaofu estaba muy sonrojasa, su cuerpo estaba lánguido y la sostuvieron de manera protectora contra su pecho. Su ropa nueva era una falda de cintura alta azul lago, con un chaleco de brocado de manga corta con hilos de seda dorado bordado en un patrón de hibisco, sus pies estaban vestidos con zapatos bordados de color azul aguamarina también decorados con estampados de flores de hibisco. 
Su largo cabello fue trenzado con simpleza y colgaba encima de su hombro sobre su pecho. Ella no hacía girar muchas cabezas con su ropa nueva, pero se veía brillante y bonita, y sus cejas tenían un toque de inteligencia. Parecía que tenía un presencia calmante. 
Yaotang notó algunas miradas de admiración, y él respondió con unos fríos y posesivos ojos. Él la sostuvo con fuerza en su brazo, mientras ella miraba a todos lados con la emoción, sus ojos tenían un destello de felicidad. 
Después de haber estado tanto tiempo en Xiangcheng, Miaofu no había tenido la oportunidad de ir al mercado; la única vez que había salido sola fue para huir. Desde entonces, Qin Yaotang la había vigilado de cerca y no le habían permitido salir.
¡Qué autoritario! Pensó insatisfecha con él.
Sus ojos acusadores lo hicieron reír. La acercó más y le lamió sus delicadas orejas.
—Compórtate.— Dijo ella apartándolo mientras miraba a su alrededor. 
Efectivamente, la intimidad de Yaotang llamó la atención de otros y la puso roja de vergüenza.
Era muy guapo, ella había notado que muchas mujeres lo observaban en secreto y ella fue cuentemente observada con celos. Por favor, si quieren vengan y tómenlo. Ella no podía soportar ser el foco de atención, así que trató de quitarle las manos.
—No me tomes.— Pero las manos de él se apretaron alrededor de ella, y sus dedos rozaron deliberadamente la sensible piel de su cintura.
—¿Te gustaría volver a Yuxi?— Miaofu inmediatamente se ablandó y casi gimió en voz alta. 
Ella se sonrojó y le dirigió una mirada furiosa, pero no se atrevió a luchar. Ella tuvo que quedarse tranquila en sus brazos y dejar que la tocara, haciendo la vista gorda a la gente y se concentró en los vendedores. Al ver el puesto de un tallador de madera, olvidó su incomodidad y consiguió que Yaotang fuera allá también. Lo que le había llamado la atención era un par de estatuas talladas: La estatua femenina parecía feroz, sus manos torcían las orejas de la talla masculina. La parte masculina de la estatua estaba arrodillada pidiendo perdón.
Ella no pudo evitar reírse; las estatuas le hicieron pensar en Chuwei y A Hao. Chuwei había acosado a su hermano desde temprana edad, pero sus sentimientos de hermanos eran buenos.
Al ver que le gustaba, Yaotang le preguntó al vendedor.
—¿Cuánto cuesta este par?
—Señor, 15 de cobre es suficiente.— Respondió con una sonrisa.
Yaotang le dio dos monedas de plata.
—No tienes que encontrar el cambio— Era raro ver una sonrisa sincera en ella, eso valía más que la plata. 
—Gracias, Gracias.— Decía el vendedor con una sonrisa agradecida.
Le entregó a Miaofu la estatua. Ella lo miró y luego bajó la mirada.
—Gracias.— Le dijo por lo bajo con timidez.
Le acarició el pelo y vio un peine de madera tallado con flores de hibisco en él. 
—Voy a comprar esto.— Dijo él mientras le entregaba más dinero al vendedor.
En ese momento, el cielo explotó con fuegos artificiales. Uno tras otro, el cielo estaba lleno de chispas deslumbrantes que iluminaban la noche.
Miaofu se emocionó al ver los fuegos artificiales, tiró de su manga mientras exclamaba.
—Qin Yaotang, mira, mira, ¡es un fénix!— como ella apuntaba al cielo. Su rostro estaba iluminado por el brillo de los fuegos artificiales. Su expresión despreocupada hizo que la mirada de Yaotang se suavizara. Él le pasó el pelo por detrás de la oreja y metió el peine. Miaofu lo miró boquiabierto.
—Es muy bonito.— Él respondió con una suave sonrisa. 
Fuegos artificiales explotaron detrás de él. Parecía que estaba rodeado por un fuego floreciente, su hermoso rostro era más encantador y su sonrisa suave era un viento embriagador. Ella era su reflejo haciéndola sentir como si ella fuera la única en sus ojos. 
Ese pensamiento la hizo sonrojarse, y su corazón se puso nervioso. Ella se dio la vuelta apresuradamente, sin atreverse a mirarlo otra vez.
—Gracias.— Le dijo ella mientras trataba de calmar su corazón descarriado. Se centró en los fuegos artificiales como si nada hubiera pasado, pero su corazón no se calmaba.

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