sábado, 19 de octubre de 2019

Capítulo 18


La habitación de Hina era un completo desastre. Todos los cajones estaban abiertos y el contenido disperso en el suelo. Las cortinas y la sábana estaban rotas y cortadas por lo que parecía ser un cuchillo.
Hasegawa llegó tan pronto como la escuchó gritar e inmediatamente llamó a la policía. Con el rostro pálido, Hina fue a la estación de policía para dar su declaración.
Los policías buscaron por su habitación para encontrar pistas sobre el culpable. Como faltaba su libreta, la policía examinó la posibilidad de robo.
—¿Qué tal si te quedas en mi departamento hoy?
Después de dar su declaración policial y completar la documentación necesaria, Hasegawa preguntó suavemente mientras sostenía los hombros de Hina. Hina lo miró pero no respondió.
—También puedes quedarte en un hotel cercano, pero déjame acompañarte allí. Estoy extremadamente preocupado...
—...Bueno.
Hina todavía estaba en estado de shock por lo que su voz salió muy baja, apenas audible.
—Pero primero, tenemos que volver al departamento para empacar algunas cosas. ¿Eso está bien?
Hina asintió débilmente.
Ya eran las 2 de la mañana.
◈◈◈
Después de que la policía se fuera, su habitación estaba tan desordenada como cuando la dejaron. Los cajones todavía estaban abiertos y toda la ropa y los accesorios seguían esparcidos por el suelo. Cuando revisó su teléfono, que había dejado en la habitación, vio muchas llamadas perdidas del casero.
Como ya es tarde por la noche, decidió devolver la llamada por la mañana. Cogió su bolso de Boston y comenzó a llenarlo con ropa y otras cosas que pudiera necesitar. Después de empacar lo necesario, llevó la bolsa sobre sus hombros.
Cuando se levantó y examinó la habitación, sintió que sus lágrimas volvían a caer. Su cuerpo volvió a temblar y se sintió tan asustada que el mechón de cabello que le cayó sobre la cara la sorprendió.
No quería quedarse un segundo más en esa habitación, así que decidió irse de inmediato. Hasegawa debería estar esperándola fuera de su departamento.
En ese momento, un fuerte sonido parecía venir de sus bolsillos. Pero antes de darse cuenta de que era solo su teléfono celular, Hina gritó. Se deslizó hacia abajo y se abrazó a sí misma para protegerse. Hasegawa, que estaba afuera, inmediatamente entró corriendo.
—¿Todo bien? ¿... eh? ¿Teléfono móvil?
—Ah... sí, me sorprendió... Lo siento.
Hina seguía sentada mientras inclinaba la cabeza para disculparse. Hasegawa dio un suspiro de alivio. Cuando Hina sacó el teléfono de su bolsillo y miró el nombre en la pantalla, parpadeó varias veces.
—¿... Hide?
De hecho era él, era su nombre el que parecía en la pantalla de llamadas entrantes. Esa era la primera vez que la contactaba desde que rompieron.
Recordando su encuentro el otro día en la tienda de conveniencia, Hina presionó temerosamente el botón de respuesta. Luego, su habitual voz alegre, como cuando estaban saliendo, resonó desde el otro lado del teléfono.
—¡Oh, te contacté! ¡Qué alivio que no hayas cambiado tu número! ¿Hina, como estas? Lamento haber llamado tarde en la noche. Estoy borracho y solo quiero escuchar tu voz. Además, quería disculparme por la última vez...
Hina solo murmuró en respuesta. Luego, escuchó sus sollozos por teléfono.
—¿Qué pasa? ¿Estás bien?
—No, solamente...
—¿Qué pasó? ¿Puedo ayudar en algo?
Ante esa frenética  voz trás el teléfono, Hina se sintió algo incómoda y se rascó la mejilla.
—Todo está bien. Estoy un poco abrumada por algunas cosas... De todos modos, estoy solucionandolo ahora.
—Iré allí ahora. Acabo de terminar de beber.
—Realmente, todo está bien. Adiós.
—¡Hey, espera! ¡Espera!
—¿Qué ocurre?
Hina ya tenía un tono ligeramente frustrado, pero Hasegawa de repente le arrebató el teléfono de la mano y presionó el botón de finalizar la llamada.
—Qué hombre tan desconsiderado, estar llamando a estas horas de la noche...
Hina podía sentir la frustración en la voz de Hasegawa. Luego él le quitó la bolsa de los hombros.
—Llamé antes para verificar y hay una habitación disponible en el hotel frente a la estación de trenes. Y también se podían hacer reservas por teléfono. ¿Qué te parece?
—Está muy bien.
Cuando ella respondió, Hasegawa rápidamente hizo una reserva. Tomaron un taxi y se dirigieron al hotel.
◈◈◈
El lugar era espacioso y bien decorado. Quizás porque fue construido recientemente, cada rincón de la habitación estaba impecable, dando una impresión positiva.
Hasegawa había acompañado a Hina a su habitación y colocó su bolso encima de la cama doble.
—Bueno, pensemos lentamente qué hacer en el futuro. Ayudaré a ordenar las cosas, así que por favor, no te hagas cargo de todo tú sola, ¿de acuerdo?
Hasegawa acarició ligeramente la cabeza de Hina y el gesto le calentó el corazón, por lo que sus lágrimas amenazaban con derramarse nuevamente.
Lejos de su habitación, Hina finalmente se logró sentir aliviada. Sus hombros ahora se sentían pesados ​​por la fatiga.
—Mientras tanto, simplemente descansa por ahora. Vendré a recogerte mañana.
Después de decir eso, Hasegawa se dirigió hacia la puerta. Después de abrirla, se volvió y miró a Hina.
—Si necesitas algo, solo llámame. Vendré de inmediato. Bueno, ya me voy.
—Está bien. Gracias.
Diciendo eso, Hina bajó la cabeza. Sin embargo, Hasegawa no mostró signos de irse. Más bien, frunció el ceño como si algo le preocupara.
—Como era de esperar, ¿sigues asustada?
—¿Eh?
—Tal como están las cosas, no puedo dejarte así.
Hasegawa miró hacia abajo y vio que las manos de Hina habían agarrado su camisa.
Al darse cuenta de su acción inconsciente, Hina saltó sorprendida y se puso roja. Luego soltó su camisa y retiró la mano.
—¡Lo siento!
—No te preocupes, no me importa.
Cuando lo dijo, Hasegawa entró de nuevo en la habitación y cerró la puerta detrás de él.
—Te haré compañía hasta que te duermas. Lamento haber tratado de dejarte en este estado.
Hasegawa acarició la mejilla de Hina con el dorso de su mano. El toque de alguna manera le dio a Hina una sensación de alivio.
—¿Está bien?
—Está perfectamente bien para mí si nos quedamos juntos así, ya deberías saberlo.
—Eh.
—Pero... te sentirás incómoda, ¿verdad? Solo descansa por hoy. Me aseguraré de que estés dormida antes de irme a casa.
Cuando Hina salió de la ducha, Hasegawa estaba sentado en la cama con los ojos cerrados y la espalda apoyada contra la pared. Hina se acercó lentamente a él y estudió su rostro.
Parecía tan severo como de costumbre pero con un rastro de cansancio y fatiga.
—Oh, has salido. Lo siento, me quedé dormido por un momento.
Como acababa de despertarse, Hasegawa estiró el cuello con cuidado y luego apartó la espalda de la pared. La mirada de agotamiento aún era visible en su rostro.
—No, está bien. Más importante aún, ¿estás bien tu? A pesar de que hoy el trabajo fue agotador, también tuve que arrastrarlo hacia mis problemas.
—No hay nada de qué preocuparse. De todos modos, ¿por qué no duermes por ahora?
Hasegawa hizo un gesto hacia la cama. Después de acurrucar a Hina, se sentó en el borde. Él colocó su mano debajo de su flequillo y le acarició la frente suavemente.
La somnolencia se deslizó lentamente sobre Hina. Cuando su conciencia comenzó a desaparecer, vio a Hasegawa sofocar un bostezo en el rabillo del ojo. Ya eran las 3 de la mañana. Sería sorprendente si no tuviera sueño a esa hora .
—¿Quieres que durmamos juntos hoy?— Dijo Hina sin pensar mientras agarraba la mano de Hasegawa.

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