martes, 22 de octubre de 2019

Capítulo 14: Volviendo a casa (!)



—Me vas a cortar.— Dijo Ru Shan Yong de nuevo, pero aun así, de mala gana, le permitió tener la navaja en sus manos. Era una navaja de afeitar muy afilada con forma de cuchillo.
—No me atrevería.— Protestó con una ligera risa en su tono de voz, le hizo un gesto para que se sentara y la dejara salirse con la suya.
Suspirando resignadamente, Ru Shan Yong finalmente se sentó pensando que uno o dos cortes, o tal vez más, realmente no importaban, de todos modos sanarían antes de llegar a la capital. Y no era como si realmente dolieran.
Todo comenzó porque inocentemente quiso afeitarse la barba. Hasta hace poco, realmente no le importaba su apariencia, esa era la menor de sus preocupaciones en las últimas semanas, pero al mirarse al espejo luego de despertar, descubrió que esta vez la había dejado crecer demasiado y que no le gustaba particularmente. Comenzó a prepararse para la afeitada, pero no contaba con que su esposa, que había adivinado sus propósitos, tendría tantos deseos de servirle y hacerlo por él.
Bueno, esta mujer, que se dejaba servir cómoda y exigentemente por los demás, era la primera vez que servía a otra persona, y realmente no sabía si debería considerarse afortunado o no de ser el sujeto de ese servicio. Solo la había visto cuando ella había ahuyentado a sus sirvientes, que preguntaban detrás de la puerta si debían entrar y ayudarla a bañarse y vestirse.
Mu Rong An se apoyó en él, untando la espuma en su barbilla y, con una concentración que nunca le había visto antes, pasó delicadamente el cuchillo con todas las precauciones que pudo reunir. Cada vez que limpió la mezcla de espuma y vello, lo hizo en los bordes de un pequeño lavabo antes de limpiar la navaja con una toalla y luego volver a su rostro. Sus gestos eran lentos y meticulosos, realmente no quería lastimarlo. Fue un espectáculo extraño. Y al verla tan seria hizo que levantara un poco la comisura de sus labios queriendo sonreír, lo que hizo que lo pellizcara en el cuello y lo regañara.
—¿Realmente quieres que te corte? No muevas la boca.
—... — Él todavía era el esposo, ¿no? Todavía era mayor que ella, ¿no? ¿Cómo es que era tratado así?
—Levanta un poco el mentón.— Lo hizo obedientemente, pero segundos después respiró hondo mientras el hierro cortaba su piel.
—¡Ah! ¡No lo toques! ¡No te muevas!— Dijo ella inmediatamente, limpiando la sangre que goteaba con cuidado.
—No fue mi culpa.— Se quejó ella en un susurro mientras se volvía aún más lentamente después de eso.
—... — ¿De quién es la culpa entonces?
Cuando terminó, le limpió la cara con un paño limpio, se sentó sobre sus muslos y observó su trabajo, orgullosa de sí misma. Bueno, tenía que decir que lo había hecho mejor de lo que esperaba. Tres cortes que apenas sangraron, era todo un logro para ser su primera vez. Ella tenía una expresión de euforia, acariciando su rostro, como si hubiera hecho algo maravilloso que él no podía notar. Entonces tiró de su mano para sellar esos orgullosos labios.
—¿Me ayudarás todos los días de ahora en adelante?— Preguntó con un susurro en su oído.
Ella empujó su pecho para ver su rostro una vez más y frunció el ceño un poco, mientras le pasaba la mano por la barbilla.
—Me gusta esta sensación suave pero también me agrada cuando se siente rasposo. Es decir no, si te afeito a diario entonces ¿cuándo volverá a crecerte la barba nuevamente? Quiero ambos.
Ru Shan Yong realmente no sabía cómo sentirse, parecía que su apariencia, a partir de ahora, sería decisión de ella. Sin embargo, las comisuras de sus labios no paraban de levantarse y cuando ella se inclinó para besarlo nuevamente, pensó que realmente no importaba. Estaba bien hacerlo como a ella le gustaba.
Mu Rong An pegó un gritito cuando de repente Ru Shan Yong se levantó con ella en sus brazos.
—Ya deberíamos bañarnos. De lo contrario el agua se enfriará— Dijo resueltamente.
Ella solo le pasó ambas manos por detrás del cuello y lo besó nuevamente.
✿✿✿
La mañana en que se acercaron a las puertas de la capital lo suficiente como para ser vistos, Ru Shan Yong dejó el carruaje para montar en Negrito y Mu Rong An supo entonces que el viaje estaba terminando. No era que previamente hiciera todo el viaje en el carruaje; en realidad, la mayoría de las veces, él montaba en la espalda de Negrito galopando cerca de su ventana del carruaje, aunque en algunos momentos del día le hacía compañía sentándose directamente frente a ella. Pero ahora, él estaba en la primera línea, el primero en ser visto en la procesión y Mu Rong An, en su carruaje, juntó las manos, sola con sus pensamientos un poco caóticos.
No era que ella no quisiera volver a la capital; en realidad, sí quería regresar, era lo que había deseado por mucho tiempo, pero no pudo evitar preguntarse cómo afectaría la nueva armonía que finalmente había logrado con su esposo. Él volvería a ver a sus amigos y estaba pensando en particularmente dos de ellos. Si tuviera que ser honesta, ¿estaría ella realmente bien con ellos si él se lo pidiera? Le gustaría que cortara lazos con ellos. Sin embargo, ella estaba perfectamente clara, que no podía estropear su relación incluso si lo intentara...
Ella no lo haría... Así es como se sentía en este momento de todos modos... solo esperaba que ellos tuvieran la cortesía de no tratar de arruinar su relación.
La caravana del ejército pasó por las puertas, los vítores  alegres de la población se hicieron aún más fuertes. Mu Rong An mantuvo firmemente las cortinas del carruaje bajas, tratando de no pensar en absoluto.
Llegado el momento, los hombres se detuvieron mientras el carruaje seguía avanzando lo suficiente como para alcanzar a Ru Shan Yong, que estaba sobre su montura, inmóvil. El hombre hizo que su caballo se acercara para hacerle saber que iba primero el palacio, y ella sería directamente acompañada hacia la residencia Ru. Mu Rong An no respondió de inmediato, dejando que el silencio flotara un poco antes de decir:
—Entiendo.
Entonces ordenó a sus hombres que avanzaran. Ru Shan Yong se quedó allí, observando por un momento como el carruaje se marchaba, antes de que su semental se moviera en la otra dirección seguido por sus hombres.
✿✿✿
Volviendo a la residencia Ru, Mu Rong An, esta vez realmente se esforzó para conocer mejor a sus suegros, que ellos pudieran mejorar su opinión sobre ella y así como su relación. Si antes era sobre todo por cortesía, ahora era sincera al tratar de ser filial. Ru Shan Yong amaba a su familia y ella realmente no tenía motivos para llevarse mal con ellos. Eran, a partir de ahora, familia de ella también y esperaba sinceramente que se llevaran bien.
✿✿✿
Llegó la noche y su esposo aún no había regresado. Mu Rong An estaba sentada junto a la pequeña mesa en la habitación, mirando por la ventana, casi había olvidado esa sensación.
Esperando.
¿Habría recordado si no hubiera conversado con sus cuñadas? La hermana de Ru Shan Yong, Ru Ying Yue, no hablaba mucho, pero la esposa de su hermano mayor, Hui Yin, había querido acomodarla y no dejar que se sintiese una extraña en la habitación. Sin embargo, Hui Yin no creía realmente que tuvieran mucho en común, por lo que, después de los saludos correspondientes, hizo que Mu Rong An hablara un poco sobre su vida en las fronteras antes de lamentarse en broma de que ella nunca tuvo la oportunidad de acompañar a su esposo.
La conversación no duró mucho. Su suegra dijo que debería descansar temprano porque debía estar agotada después del largo viaje. Y sentada aquí, sola en esta gran habitación, finalmente se dio cuenta de que en realidad estaba realmente casada con un general. ¡Un General!, alguien que saltaría con tal de ir directamente hacia los campos de batalla y arriesgar su vida. Alguien que ella no podría ver a voluntad.
Ella no era una persona que pudiera montar un caballo, blandir una espada y decirle: "Voy contigo." Estaba obligada a esperar... y esperar... y esperar... Tal vez habría momentos en que no se verían en meses, como lo hizo con el último conflicto contra el país Fen, tal vez podrían pasar años antes de que regrese... y tal vez... a pesar de su espera... él nunca volvería.
Si fuera así, ¿no sería mejor para él trabajar en la capital, ser promovido en la defensa de la capital o trabajar para el palacio?.. Se preguntó si podría persuadirlo para que pidiera un traslado allí.
Mu Rong An miró su cama. Era la misma en la que había dormido durante su noche de bodas, no es que la compartieran esa noche. Ahora es demasiado grande para una sola persona, pensó. Realmente deseaba que él volviera y durmiera aquí con ella, porque ya había olvidado cómo era dormir sola.
Estaba dormitando cuando su esposo finalmente regresó. Dado que se había dormido en una extraña posición sobre la mesa, ahora sentía dolor en su cuello. Vagamente lo escuchó suspirar impotente antes de levantarla acostarla en la cama, luego se cambió la ropa y se acostó a su lado. Él suspiró cómodamente y ella se acurrucó más cerca para compartir su calor.
✿✿✿
Al día siguiente, incluso si Mu Rong An quería regresar con su propia familia para saludarlos, tendría que esperar, ya que el Emperador había preparado un banquete para el general y estaban esperando claramente su asistencia. Parecía que, antes de ver a su familia, primero tendría que jugar a fingir en el palacio. Y con su mejor sonrisa, ya estaba lista para partir.
—No intentarás dañar a las personas, ¿verdad?—, Preguntó Ru Shan Yong sin rodeos y con el ceño fruncido mientras ambos estaban listos y a punto de entrar al carruaje.
Y por personas, inequívocamente se refería a Li Ming Qi. Ese era un tema de conversación que no tenían desde hacía mucho tiempo, y realmente no podía decir qué tipo de pensamientos tenía su esposa con respecto a sus amigos. Ella había dicho que no los odiaba, pero para esta mujer, eso podría significar muchas cosas. Sobre todo de las malas.
—Por supuesto que no.— dijo frunciendo los labios. Esa otra mujer y ella, si ambas pudieran continuar con sus vidas y no interactuar en absoluto, sería lo mejor, pero como no podía ser así de fácil, así que dijo sinceramente: —En el peor de los casos, sólo serían palabras.
—Mu Rong An.— Su esposo puso cierta advertencia en su tono y ella le sonrió.
—¿Alguna vez he sido grosera en público? Seré la imagen misma de la cortesía. Realmente no tengo ninguna razón para estar en enemistad con esas personas en este momento, ¿verdad?—
Ru Shan Yong pareció pensar un poco antes de hablar. 
—Está bien si es para defenderse.— Sólo en acaso de si eran sus amigos los que incitaban su ira.
Aunque ya había hablado con los tres, Ru Shan Yong realmente no podía predecir cómo reaccionarían. Sinceramente, ojalá todos los problemas se evitaran solo por ser cortés.
Mu Rong An no prestó importancia a sus palabras dado que realmente no necesitaba su autorización para eso. Para aquellos que la enfrentaban, ella siempre había respondido adecuadamente y en consecuencia, y no dejaría de hacerlo ahora. De cualquier manera, esa mujer ahora era una princesa consorte, era obligación ser cortés con ella; Sin embargo, si fuera la otra parte quien comenzara a pelear, nadie la culparía por defenderse un poco.
Él pareció leer sus pensamientos, y aunque no los reprendió, golpeó ligeramente su frente con su dedo; Frunciendo el ceño hacia él, ella levantó la mano para masajear el lugar agredido. Ru Shan Yong Pensó que era bueno ver que su rostro ahora era capaz de mostrar tantas emociones, pero sabía que una vez que entraran al palacio, su sonrisa sería tan falsa como todos los que estarían a su alrededor.
—Y también me tienes a mí.— Le aseguró.
Ella abrió la boca pero no dijo nada y al final, la cerró, agachando la cabeza y sin mirarlo a los ojos, murmuró un "Um." que casi no captó.
¿Ahora que? ¿Se estaba sonrojando? ¡Esa es una vista entrañable!
Hizo un movimiento para tocar su cabello, un gesto que parecía gustarle recientemente, pero antes de que lo lograra, ella le quitó la mano. Su cabello ya había sido arreglado tan hermosamente, ¿por qué lo estaba fastidiando?
✿✿✿
Mu Rong An lamentablemente no tuvo que esperar mucho antes de reunirse con el segundo príncipe y su esposa nuevamente. Dio la casualidad de que llegaron casi al mismo tiempo al Palacio.
El príncipe Hen Ru Ying no vivía en el palacio imperial, sino en su propia residencia, que no estaba demasiado lejos, y al entrar al palacio, desde cierto punto, todos deben bajar del carruaje y continuar el camino a pie. Al ver al general a solo unos metros al frente, el segundo príncipe hizo que un sirviente fuera y le pidiera al general que esperara a que lo alcanzara para poder llegar juntos.
Mu Rong An hacía un buen rato que tenía esa sonrisa característica en sus labios y no dijo nada, permaneciendo inmóvil cerca de su esposo mientras miraba a la pareja que se acercaba.
Echó un vistazo a su propio marido. Las comisuras de sus labios que antiguamente solían estar ligeramente levantadas cada vez que veía a Li Ming Qi, no lo estaban hoy. Su corazón finalmente se calmó. Ahora podía creer que él realmente dejó ir sus sentimientos por ella. Eso hizo que su estado de ánimo mejorara, y enfocó su atención a las personas que se acercaban.
¿No es lindo?, ¡llevaban ropa a juego!
Li Ming Qi no había cambiado mucho, o tal vez ahora tenía más presencia que antes. Su esposo la sostenía cariñosamente casi como, si ella lo deseara, él estuviera listo para cargarla y evitar que siguiera caminando.
Mu Rong An también notó que ninguna de las concubinas de Hen Ru Ying estaban presentes. Apostó a que posiblemente una terminó cavando su propia tumba al oponerse a esta protagonista y la otra, que posiblemente fingió una enfermedad hoy, estaba planeando no preocuparse más por servir a su esposo, sino que en cambio le rendía favores a la nueva esposa. 
¿No era un poco injusto? Otras esposas fueron consideradas poco virtuosas si oprimían a las concubinas, pero esta persona hizo que el mundo cantara alabanzas por su virtuosidad, aunque eso fue obra de la influencia de su marido. Estaban enamorados y desde el matrimonio, el príncipe nunca cambió sus sentimientos. La gente aclamaba esto aún más, por lo que a este esposo le gustaba profesar su enamoramiento.
Mientras los miraba, en quien realmente Ru Shan Yong tenía los ojos puestos era en su respectiva esposa. De alguna manera, era importante para él ver qué reacción tendría ella al volver a ver al segundo príncipe. No encontró anhelo ni ternura en su mirada, Bien. Y al mirar a Li Ming Qi también, todavía estaba tranquila.
No había ira en Mu Rong An, de hecho, tal vez solo algo parecido al aburrimiento, así que no podía evitarlo, pero ella deseaba internamente que esta mujer "perfecta" tropezara y se cayera y, si era posible, arrastrara a su marido igualmente "perfecto" a esa caída. De tal manera que ella, Mu Rong An, pudiera dar fe de lo bien que estaban, y claramente no olvidaría alabar su supuesta armonía.
Ru Shan Yong se aclaró la garganta y ella le dirigió una sonrisa inocente. ¿Su marido no estaba siendo demasiado perceptivo últimamente?
La pareja real finalmente se unió a ellos e intercambiaron saludos y algunas bromas antes de continuar juntos el camino.
✿✿✿
Una vez dentro del gran salón imperial, los sitios para sentarse se habían organizado de tal modo que el segundo príncipe y el general Ru se situaran uno al lado del otro; por lo tanto, Mu Rong An y Li Ming Qi también estaban bastante cerca.
No había separación para hombres y mujeres, el salón se estaba llenando lentamente mientras esperaba que llegaran el Emperador y la Emperatriz.
Algo que Mu Rong An descubrió más tarde por las conversaciones en curso, era que parecía que Li Ming Qi ya tenía un hijo de algunos meses, por lo que solo podía seguir el ejemplo de todos los demás y preguntar cómo estaba el niño, sin embargo, realmente no podía estar segura de lo que respondió esta madre primeriza. Ella había desarrollado repentinamente una audición selectiva. ¡Ah!, ¡Maravilloso!
Y mientras otros se maravillaban por el semblante frío de la princesa de la corona, su aura noble y otros detalles molestos, Mu Rong An estaba pensando si debería fingir estar enferma e irse antes. Sin embargo, no sería bueno, el banquete aún no había comenzado y realmente no podía perderse al Emperador alabando a su esposo, ¿verdad? Era solo que ella hubiera preferido una puesto diferente en la gran mesa.
De todos modos, ella tenía esa sonrisa falsa de la que Ru Shan Yong definitivamente no estaría orgulloso y no participó en las conversaciones mientras su esposo estaba profundamente inmerso en la suya.
✿✿✿
Cuando el Emperador y la Emperatriz se retiraron, todos comenzaron a seguirlos, aunque a Mu Rong An no le habría importado regresar a casa, ¡ojalá regresaran ahora mismo! ella negó estar cansada cuando se le preguntó y así, Ru Shan Yong se fue sin preocupaciones junto al segundo príncipe Hen Ru Ying hacia algún lugar para ponerse al día entre ellos. Ahora ella se preguntaba si debería salir a tomar un poco de aire fresco, en lugar de quedarse en ese agobiante lugar y responder a todas estas preguntas que las mujeres a su alrededor querían hacerle.
—Fuiste más cortés de lo que pensé que podrías haber sido.— Interrumpió la voz de la princesa consorte cuando finalmente se unió a la conversación.
Estaban justo afuera del salón, no muy lejos del pasillo, y aunque la sirvienta de Mu Rong An había señalado previamente que su señora usara un abrigo, ella había afirmado que quería sentir la fresca brisa nocturna un poco más.
—¿La princesa consorte está tan aburrida que vino a buscar mi compañía?— Preguntó con una sonrisa.
Había tanta gente allí tratando de hablar con esa persona, ¿qué estaba haciendo ella allí? ¿Se sentía sola si nadie le hacía las cosas difíciles?
Li Ming Qi miró a Mu Rong An por un momento. Ella claramente no le estaba dando la bienvenida, pero ya no tenía ese aura asesina que la invadía cuando la solía enfrentar en el pasado.
—¿Era la frontera del norte un lugar agradable?
¿Se suponía que Mu Rong An debía decir que le gustaba quedarse en un lugar donde había caído la guerra? Ella solo mantuvo la boca cerrada.
Reflexionando sobre sus palabras, Li Ming Qi finalmente habló de nuevo después de suspirar.
—La vida sigue y continúa. La decepción a veces no es mala y ayuda al crecimiento. El pasado no debe pensarse con nostalgia, sino que debe servir como una lección.
—...
¿Quién le preguntó a esta mujer su opinión? La sonrisa de Mu Rong An se mantuvo estable, pero sus ojos se enfriaron. Al ver que la otra no estaba dispuest a conversar, Li Ming Qi se volvió hacia la sirvienta de Mu Rong An que estaba a un lado y le ordenó:
—La noche se está enfriando, ¿qué estás esperando? Coloca ya ese abrigo en tu señora.
Tal cosa hizo que la cortés sonrisa de Mu Rong An se entibiara y levantó la mano para indicarle a su sirviente que se detuviera.
—Por lo que veo la princesa consorte todavía tiene tiempo para cuidar de otros. Eso es bastante innecesario.
—Cuales otros.— Dijo la princesa con una sonrisa. —No hay necesidad de tanta cortesía entre amigas... ¿No somos amigas ahora?
La sonrisa de Mu Rong An se ensanchó un poco más.
—Esta mujer no se atrevería a aceptar una amistad así.— Y agregó en su corazón, incluso si el mundo no tuviera más personas, me temo que todavía hay algunas de las que yo nunca me haría amiga.
—... Esto puede ser un dicho que tal vez no hayas escuchado, pero dice "nunca digas nunca."— Rió Li Ming Qi. —Esta princesa ha sido amiga del general por más tiempo y puede ayudarte revelando sus preferencias, ¿qué dices?— Ella trató de nuevo.
—Uno se preguntaría cuándo la princesa consorte aprendió a comportarse como un perro que atrapa ratones.
Antes de que el sirviente de Li Ming Qi pudiera enojarse y reprenderla, su ama se estaba riendo nuevamente, admitiendo que, de hecho, ahora estaba siendo un poco entrometida. Primero había pensado que cualquier magia que Ru Shan Yong le hubiera hecho a esta mujer, la había vuelto más amable; pero aparentemente, eso fue solo una impresión o tal vez mientras la persona que hablaba con ella no fuera Li Ming Qi, ¿sería realmente amable?
El primer príncipe Hen Ming Jin salió de la sala y las saludó, demorándose más para hablar con Li Ming Qi con infinito aprecio.
El primer príncipe estaba destinado a morir. Anteriormente, el médico le había predicho tres años más de vida. Siempre sufriendo, nunca fue visto en público, siempre en su residencia bebiendo medicinas terriblemente amargas todos los días. Li Ming Qi llegó y mejoró su salud. Por eso, la quería mucho. Él ya no experimentaba ese dolor insoportable y, aunque ella también dijo que no podía salvarlo, agregó un poco de tiempo a su esperanza de vida, diciendo que todavía tenía siete años para disfrutar, nueve en el mejor de los casos.
Cuando el hombre se fue, Mu Rong An no pudo resistirse a comentar:
—¿No es el título de doctor piadoso el que fué otorgado a la princesa consorte? ¿Qué es eso que ni siquiera la princesa puede curar?
—A veces nadie puede hacer nada.— Suspiró la mujer con pesar.
—Así es. Nadie es Dios. Lo que la princesa consorte puede y no puede hacer, solo la princesa lo sabe. El Emperador ya había rezado pero no fue escuchado. Tal vez, cuando el segundo príncipe sea coronado, en esa ocasión tal vez todos los deseos podrían ser satisfechos.
Li Ming Qi también sonrió y Mu Rong An pensó, esa era una sonrisa tan falsa como todos los demás en el Palacio en este momento.
—Estoy de acuerdo. Tengamos esperanza.
Si se le preguntaba a ella, Mu Rong An diría que Li Ming Qi simplemente se negaba a curar al primer príncipe. Por supuesto, si la mujer realmente tenía esa habilidad, ella no lo sabía, era solo por antagonizarla, más bien pensaba que la mujer estaba asegurando el asiento del dragón para su esposo y de cualquier manera si el primer príncipe moría sin necesidad de derramar sangre. Continuar con la enfermedad habría sido lo mejor para ellos.
Sin embargo, en primer lugar uno tenía que preguntarse si el primer príncipe estaba codiciando el trono. Informado desde su nacimiento de que no viviría mucho, ciertamente no podía ansiarlo tanto.
El que se sentaría en el trono del emperador sería Hen Ru Ying. Él y su deseo de unificar el mundo.
Al llamar a un sirviente del palacio, Mu Rong An le hizo enviar un mensaje a su esposo, diciéndole que ahora estaba bastante cansada, mientras regresaba al pasillo para esperarlo.
Li Ming Qi la miró, suspiró una vez más y pensó que lo intentó de todos modos.
En un pabellón, estaban solo Ru Shan Yong y Hen Ru Ying hablando mientras compartían vino. Primero hablaron sobre las fronteras, el país Fen , las nuevas armas... y al final, redirigieron su conversación al matrimonio de Ru Shan Yong después de haber hablado sobre el bebé de Hen Ru Ying.
—¿Realmente planeas quedarte casado?— Incluso ahora, el segundo príncipe no podía entender lo que provocó la decisión de su amigo y aún menos, porqué eligió a Mu Rong An como esposa. —A estas alturas ya debes haber experimentado innumerables razones para que un divorcio debería ser aprobado.—
Ru Shan Yong pensó vagamente en alguien que amenazaba con dañar a cualquier otra mujer con la que se pudiera enamorar y las comisuras de sus labios se elevaron un poco. 
—Ninguna.— Dijo, y la mentira era realmente una verdad, porque a pesar de todo lo que sabía de ella, divorciarse de Mu Rong An no era algo que él hubiera pensado en absoluto. Sonaba como una cosa ridícula en realidad.
Hen Ru Ying observó su rostro un poco.
—Este príncipe recuerda tus palabras de hace cuatro años.— Y procedió a repetirlas, aunque agregó algunas palabras y eliminó otras. —Si se trata de eso y por pura voluntad, creo nunca me casaré.— Había dicho Ru Shan Yong en una reunión. —Hablan otro idioma muy distinto.— Allí, él estaba hablando de las damas en general. —No la entenderé y ella no me soportará.— No todas eran como las hermanas que tenía en casa, después de todo.
—Y recuerdo que tus palabras fueron mucho más duras que las mías.
—Así fue.— Admitió Hen Ru Ying, entre risas, —pero Qi'er es diferente mientras que Mu...
Ru Shan Yong puso violentamente su copa sobre la mesa, la copa se rompió y el vino restante se derramó por todas partes. El sonido brusco cortó con la misma impresión las palabras de Hen Ru Ying, este miró a su amigo que tenía una expresión sombría, la sonrisa había desaparecido por completo.
—Mi esposa.— Dijo con tono de advertencia.
Su amigo hablaba en serio, se dio cuenta el segundo príncipe. ¿Desde cuándo no se habían enfrentado entre ellos? Posiblemente desde cuando aún eran niños. Sin embargo, ¿ahora su amigo más cercano se estaba enojando con él por el bien de otra persona? ¿Y para colmo esa otra persona era Mu Rong An? 
—De hecho, fui yo quien fue demasiado lejos.— Se disculpó Hen Ru Ying, no listo para amargar esta alegre noche. —No hay necesidad de tomarlo tan en serio.
El sirviente enviado por Mu Rong An llegó en ese momento y Ru Shan Yong se levantó para irse, pero se detuvo para decir:
—Si se trata de hechos, creo que mis palabras del pasado podrían considerarse mentiras en este momento.
Después de todo, él estaba empezando a entenderla bien y ella tampoco parecía estar luchando demasiado por estar en armonía.
✿✿✿
De vuelta en la residencia Ru, en su patio, listos y acostados, mientras miraba a su esposa, quien no había pronunciado una sola palabra en el carruaje, Ru Shan Yong preguntó:
—¿Cómo estuvo todo con la princesa consorte?
Las había dejado deliberadamente para ver si su relación podía mejorar. Aunque no creía que repentinamente se volvieran las amigas más cercanas del mundo, todavía quería, sin embargo, que pudieran soportar la presencia de la otra sin forzarse; sin que Mu Rong An tenga que enjaular toda su ira en una sonrisa. Había esperado a que ella hablara al respecto o incluso que se quejara, pero ella no había dicho nada, por lo que tuvo que preguntárselo directamente.
Mu Rong An estaba sentada en la cama, tirando de la manta para deslizarse debajo, hizo una pausa en su movimiento para mirarlo, que también estaba sentado al otro lado de la cama.
Ella frunció los labios. Había querido ponerse al día con sus amigos que estaban presentes, o hablar con su hermano tranquilamente, pero era como si Li Ming Qi la estuviera siguiendo a todas partes, tanto así que tuvo que salir al jardín con tal de poder tomar un poco de aire fresco. Entonces, no, a ella el banquete no le pareció particularmente agradable. Desde el momento en que Ru Shan Yong se se fué con el segundo príncipe, la velada se volvió una terrible carga para Mu Rong An. Por eso ella estaba ahora pensando detenidamente en sus siguientes palabras. No estaba segura de seguir asistiendo a todas las reuniones en el futuro. Mu Rong An siguió distrayéndose con la idea de que de todos modos siempre podría enviar tarjetas para invitar a los que quisiera en la residencia, o ir directamente a visitarlos; De lo contrario, ella juró, princesa consorte o no, ¡su boca habría terminado resbalando y trayendo calamidades con las cuales él tendría que lidiar! No sería tan malo, ¿no había dicho que ella podía contar con él?
—Fue entretenido.— Respondió al final, no queriendo tener una larga conversación sobre esas personas en este momento. —La princesa consorte parecía aburrida, así que la acompañé un poco.— A Ru Shan Yong no le extrañaba la falta de sinceridad en esa sonrisa y, efectivamente, ella agregó. —Involuntariamente, por supuesto. No es solo por toda esa grandeza que ella ha construido, no solo tiene una gran mente, es muy sana, bella y todo en ella está bien... hablamos durante algún tiempo...— Su sonrisa se hizo aún más brillante, —Fue increíble.
—... Muy bien, ya no me entrometeré.— Prometió Ru Shan Yong en tono de disculpa y agregó con impotencia. —Estamos fuera del Palacio, ¿puedes dejar de sonreír así ahora?—
Ella no lo hizo.
—¿Por qué?— Ella preguntó—¡Tuve una muy buena noche! Escuchando a todos alabar a la princesa consorte y ella tan ruidosa cerca de mí... y no importó que,— dijo apresuradamente antes de que él pudiera cortarla,— pero tenía que seguirme a todos lados a los que fui... obligándome a escuchar su vida... y la tuya,—ahí es donde murió su sonrisa— como si quisiera probar algo.
Ru Shan Yong frunció el ceño también. —¿La mía?
—¡Su gran amistad! ¡No es como si esta esposa no lo supiera!
Tomó su mano que sostenía la manta en la suya y presionó un suave beso en su palma, rozó sus labios sobre el interior de su muñeca. El gesto pareció calmarla y sus ojos buscaron los de él. Ella pareció tranquilizarse.
—Debes estar decepcionado de que no quiera... puedo ser cortés con ella. Ella es la princesa consorte, tengo que ser amable con ella... Para enfrentarme a la gente... Puedo hacerlo... Lo aprendí toda mi vida... Puedo jugar a fingir... pero no me pidas que la acepte en mi corazón.
—No puedo estar decepcionado... —Dijo con la mano en su mejilla. —Fue mi error... y está bien... sigue hablándome... no te guardes las cosas...
—Me comporté educada, tal vez incluso amable... simplemente no quería verla... Tal vez estaba celosa... ¿sabes?— Su voz se hizo más y más suave mientras bajaba la cabeza, un poco avergonzada de sí misma.—... Ella tiene un hijo... un niño... un niño sano y vivo.
Había puesto una mano sobre su estómago, sin duda recordando a ese bebé que perdieron. Él levantó su barbilla y la besó. Un beso suave que se calentó muy pronto. Él le susurró en respiraciones desiguales, tocando la frente, las bocas cerradas, el aliento caliente y mezclado.
—No tienes nada que demostrar. Ser tú es suficiente y para cualquier otra cosa, estamos juntos. Tenemos toda una vida para entendernos... toda una vida para conocernos por dentro y por fuera.
Él besó su frente, su sien, su mejilla, descendió hasta su cuello lentamente empujándola sobre la cama; sus manos en todas partes como si quisieran demostrarle físicamente que ella no estaba sola.
La ropa volaba de izquierda a derecha, los pantalones y suaves gemidos llenaban el aire.
—No te muevas.— Le ordenó cuando ella quería acomodar su posición y él se dirigió aún más abajo en la cama, colocándose entre sus piernas. Él frotó su mejilla contra el interior de su muslo, arrastrando besos sobre su rodilla; ella se estremeció, gimiendo cuando él le pasó las manos por las caderas. Él olisqueó el interior de su muslo, exhalando su aliento suave y cálido aliento contra ella; deslizó sus manos hacia abajo para abrirle más las piernas, sus palmas calientes contra su piel sudorosa, luego sacó la lengua.
—¡Tú! ¡¿Dónde crees que estás lamiendo?!— Ella exclamó.
Él se rió entre dientes. 
—Tienes prohibido moverte.
Mu Rong An gimió, silbidos sonaron al inhalar a través de sus dientes cuando él presionó su boca a la unión entre sus piernas, la cara hundida en la cuna de sus muslos, sus manos se deslizaron hacia arriba a través de la pendiente suave de su vientre bajo.
—No hables cuando estés en ese lugar.
Lo regañó aunque jadeante y no muy convincente. ¡Cielos! Ru Shan Yong siguió lamiendo y ella jadeó, tembló; El calor recorría todo su cuerpo, debajo de su piel, bajando por su vientre, mojándola aún más.
Cerró los ojos y se sostuvo con fuerza de las manta. Respirar era muy difícil mientras él siguió lamiendo descaradamente. La vergüenza inicial se disolvió, ya que no podía pensar más, sus jadeos se volvieron más fuertes, su respiración más irregular. Siguió jugando con descaro, su lengua separándola y profundizando en su interior. Su agarre sobre la sábana se tensó. Ella enroscó los dedos de una mano en su cabello, si lo estaba empujando hacia afuera o hacia adentro para un contacto más profundo, no lo sabía. Estaba jadeando y temblando, el calor retorciéndose en su vientre. Ru Shan Yong curvó sus manos debajo de ella, gimiendo y levantándola más cerca de su boca, y ella se empujó contra él, desesperada e incapaz de respirar, descubriendo que en su liberación tenía la espalda arqueada y su lengua revoloteaba y se curvaba. Ella gritó su nombre, sosteniendo su cabello firmemente sin importarle por el momento si le dolía o no, el corazón le latía rápido, curvó los dedos de sus pies por la impresión.
Él se rió entre dientes mientras se levantaba. Su cara estaba más roja de lo que nunca había estado y él sintió una sensación de triunfo en ese momento.
Mu Rong An podía saborearse cuando él se inclinó y la besó, fuerte y ligeramente dulce; él articuló su cuello, arrastrando sus labios hacia su clavícula. Él hizo un ruido bajo contra su cuello mientras se deslizaba dentro de ella. Le tomó unos largos segundos recuperar la compostura, y de repente se dio cuenta de una longitud acalorada. Entonces invirtió su posición y él la dejó establecer el ritmo...

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