lunes, 21 de octubre de 2019

Prólogo


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Era la temporada de renovación. Cada diez años, los tres grandes países de Jin: Nan, Qin y Fen se reunían en un banquete que duraba toda una semana, como una forma de reavivar los tratados de paz. El país donde se celebraría variaba de manera cíclica entre los tres. Aunque aún faltaba un mes y medio, las decoraciones ya comenzaban a colocarse, y este año se celebraría en el país de Nan.
Sin embargo, lo que hacía que todos estuvieran aún más festivos especialmente este día, era que hoy era el cumpleaños del Segundo Príncipe. Su vigésimo cumpleaños, y como tal, muchos fueron invitados al palacio para asistir.
Sentada con gracia en su lugar, Mu Rong An, su prometida no oficial, estaba soportando un dolor de cabeza en silencio. Su sonrisa parecía amable e impecable, mientras que internamente estaba mirando como con dagas a la que estaba hablando. No era otra que Li Ming Qi, una mujer que recientemente parecía estar en todas partes donde estuviera el Segundo Príncipe.
Aunque nunca hubo un Edicto Imperial que mencionara dicho compromiso, en los primeros años de su vida se había hecho una promesa verbal entre sus padres. Un arreglo entre la Emperatriz (la madre del Segundo Príncipe) y su prima (la esposa del Primer Ministro). Se trataba de algo ampliamente conocido, razón por la cual nunca había habido nadie tan audaz como para proponerle matrimonio a esta famosa belleza: la legítima hija del Primer Ministro. 
Los años pasaron, el Segundo Príncipe aún no había tenido la intención de casarse, y como ella ya tenía dieciocho años, lo esperaba desde que era una niña. Cuando había cumplido quince años, pensó que era el momento, sin embargo, no recibió ninguna noticia de él y ya habían pasado tres años desde entonces.
Que aún no estuvieran casados, no impidió que ella ya lo considerara suyo. Esa noción había estado arraigada a ella desde su nacimiento, ¿cómo podría ignorarlo solo porque todavía no eran oficiales? Y por eso, como su futura esposa, ¿cómo podía sentirse bien al ver a otras mirándolo? Ella tenía muchas ganas de contener sus ojos y ver si se atrevían a codiciarlo de nuevo.
De todas esas estúpidas mujeres, la que realmente era una astilla en sus ojos no era otra que esta Li Ming Qi, la legítima hija del Ministro de Personal. Quién sabe por qué, pero desde el año pasado esta mujer enfermiza se convirtió en alguien saludable, mostrando talentos para las cuatro artes y realizar un trabajo mucho mejor de lo que los médicos pudieron.
Incluso el Segundo Príncipe, Hen Ru Ying, a quien generalmente no le importaban cosas como esas, fue afectado por ella.
Para Mu Rong An, ¡tal persona era simplemente demasiado desagradable de mirar!
Como tal, para enseñarle una lección, Mu Rong An había intentado el día anterior empujar a la otra mujer en el estanque de agua. Aún así, ella misma fue la que milagrosamente terminó en el estanque, ¡en el centro mismo! El agua estaba heladísima, haciéndola sentir como si se hubieran insertado millones de agujas en su ser. Le tomó muchas medicinas amargas no atrapar un resfriado, pero desde entonces tuvo un terrible dolor de cabeza que no la había dejado.
En un momento dado, el emperador llamó al Segundo Príncipe y a Li Ming Qi para escuchar el decreto imperial. Sonriéndole ampliamente, la mujer se arrodilló junto a Hen Ru Ying, ambos frente al emperador, mientras que Mu Rong An palidecía terriblemente.
No era posible... no era posible...
Y sin embargo, resultó exactamente como ella temía. ¡El emperador estipuló un matrimonio para ellos dos!
Fue como una bofetada en su cara, casi podía sentir lo mucho que le ardía, y Dios, le estaba ardiendo amargamente. Podía escuchar los susurros de las mujeres que hace unos minutos también estaban encontrando fallas en esta persona, pero ya la estaban felicitando.
Tan rápido como pudo, intentó contenerse. Mu Rong An, cuya actuación no fue menos extraordinaria que la del resto, siguió felicitándolos a ambos, con las manos apretadas bajo las mangas.
Su sonrisa era tan flameante mientras aplaudía que se maravilló por un momento de Li Ming Qi. ¡Si ella no lo supiera mejor por haber sido testigo de la doble cara de ella, habría sido engañada!
✿✿✿
Ya en la noche, cuando el Emperador y la Emperatriz se habían retirado y los invitados comenzaban a irse, Mu Rong An dio un paseo por el jardín, esperando encontrarse con Hen Ru Ying. Si él estaba dispuesto, a ella no le importaría ser una concubina de primer rango. Pensó que era una oferta tan generosa que, desde luego, no podría rechazarla. Él ya tenía dos humildes concubinas que la Emperatriz le había otorgado desde sus catorce años, una tercera sin duda no haría tanta diferencia.
Sin embargo, la persona no se encontraba en su lugar favorito después de todo. Ella siguió caminando y, finalmente, sintiéndose friolenta y con la cabeza pesada, ordenó a su sirviente que le trajera una gruesa capa. Cuando su criada se fue, caminó un poco más para sentarse en uno de los pilares junto a las escaleras cuando reconoció una figura no muy lejos de ella. La ira que estaba latente fue alimentada de nuevo. Si no era Li Ming Qi, ¿quién más podría ser?
La persona estaba frente a las escaleras, dándole la espalda a Mu Rong An, y aparentemente esperando a alguien. No parecía que supiera que había alguien detrás de ella, era como si estuviera completamente absorta en sus pensamientos, así como lo estaba ella.
Oscuro como estaba, fue fácil ocultarse detrás de los grandes pilares. Para Mu Rong An era casi un reflejo querer empujar a esa persona; su mano ya estaba estirada con toda la intención de hacerlo. Sin embargo no llegó a tocarla, había sido bloqueada por otra mano, y Li Ming Qi, que escapó de un terrible plan, saludó a su sirviente personal que regresaba con ella y se fue sin enterarse de nada al respecto.
Al ver a su presa ir lejos, Mu Rong An, enojada, habló con voz fría:
—¿Puede este general dejar mi brazo, ya? ¡Gracias!
De hecho, era el joven General Ru, el gran amigo del Segundo Príncipe y amigo de Li Ming Qi también. En este mismo momento, su rostro inexpresivo y taciturno habitual era atronador, incluso más aterrador en esta tenue luz. Él no tenía la gentileza de un erudito como el Segundo Príncipe, sino el de alguien que practica artes marciales a fondo. Apretó su mano sobre la suya y ella se estremeció un poco, antes de soltarla, diciendo en un tono frío y cortante.
—Para que la hija del Primer Ministro piense de esa manera, ¡este oficial está realmente iluminado hoy!
Tropezó un poco pero no se cayó, mirando al hombre brevemente antes de que su rostro revelara la sonrisa más brillante que alguna vez tuvo o fue capaz de hacer. ¡Él siempre estaba donde no se suponía que debía estar! Incluso ayer, estaba bastante segura de que era culpa suya que se hundiera en el estanque. Para que ella cayera justo en el medio, él debía tener artes marciales sobresalientes. La empujó sin que los demás se dieran cuenta, ¡dejándola en ridículo!
—General Ru, qué gracia, ¿no estaba simplemente tratando de pasar? ¿qué hay con eso?
Estaba a punto de decir algo, pero ella perdió el equilibrio, casi cayendo. Las palpitaciones en su cabeza empeoraron, ya que se sintió mareada y él extendió sus manos para que no cayera de las escaleras. Estabilizándose y dándose cuenta de su posición, le dio una palmada en las manos y él no insistió en ayudar a pesar de que ella estaba tambaleándose. Más bien, el ceño fruncido del hombre taciturno se acentuó y ella estaba segura de que esta molesta persona estaba haciendo una comparación entre ella y la persona con la que estaba él realmente enamorado. De repente, la misma visión de este hombre la estaba enojando.
—La tuviste de vuelta entonces, ¿por qué dejarla ir? ¡Por qué debes ser tan molesto!
Su sirviente vino entonces y trató de pacificar a su ama inusualmente furiosa. Después de todo, era raro por parte de ella perder la calma frente a los demás. Pero, ¿dónde tendría Mu Rong An tiempo para pensar en encararlos? Los latidos en su cabeza estaban empeorando. Finalmente desmayándose, mirando con odio a este hombre. ¿Por qué no pudo haberse casado con esa mujer cuando la amó tanto? ¿debía permitir que otros la tengan? ¡Miren ahora, la molesta bruja iba a casarse con su prometido!
✿✿✿
Cuando Mu Rong An recobró la conciencia, aunque su cuerpo estaba frío y febril, su cabeza había dejado de doler, el latido constante también había cesado, casi como si el sufrimiento anterior hubiera sido solo un mal sueño. Sin embargo, su ira se multiplicó. Finalmente pudo comprender esas extrañas sensaciones que sintió desde que era una niña. ¡Ella estaba en realidad dentro de un libro! Ella no podía recordar más allá de ese hecho ni podía ver más allá de ese libro. Ni siquiera podía recordar quién solía ser. ¿Y por qué lo haría ella ?, pensó con ironía, de todos modos, ella era la villana. ¿Por qué tendría siquiera recuerdos?
El Segundo Príncipe que solía ser su prometido iba a casarse con la mujer que le salvó la vida. ¡Eso era de esperarse, por supuesto! Li Ming Qi era la protagonista principal del primer arco y Hen Ru Ying, el protagonista masculino.
A Mu Rong An nunca le había agradado esa persona y ahora ella entendía por qué. ¡No se suponía que le gustara esa persona! ¿Dónde se había visto que la villana supuestamente se hacía amiga de la heroína? Y si eso pasaba, por supuesto, nunca se trataba de algo sincero, ya que la villana siempre era una persona de dos caras.
Ella todavía tenía que recordar y retener los pequeños detalles que podía evocar de su vida pasada. Un sirviente se apresuró a decirle que la esperaban en el salón principal, donde un eunuco imperial le entregó una invitación.
Para que ella fuera a la boda del Segundo Príncipe.
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