sábado, 19 de octubre de 2019

Capítulo 25


—Me di cuenta poco después de que comencé mi trabajo. No podía trabajar correctamente y siempre estaba de mal humor... Me di cuenta de lo tonto que había sido. Las cosas eran geniales cuando estábamos juntos.— Hide relató con un tono muy nostálgico.
—Realmente disfruté pasar tiempo en tu casa. Trabajabas muy duro para mí. Siempre te encargabas de todo: la comida, la lavandería y la limpieza. Pero es eso, ¡ya sabes! tenías esa vibra maternal. Yo solo tocaba la guitarra, pero todos estaban contentos y satisfechos con eso. Para mí, fue agradable y conveniente tenerte ya que me mantenías.
Las palabras "ya no puedo verte como mujer", que dijo cuando se separaron sonaron en los oídos de Hina. En lugar de sentirse triste, sintió que su ira estallaba. Pensando en lo devota que había sido con un hombre así, sintió lástima de sí misma.
Hina se retorció desesperadamente tratando escapar de su alcance, pero fue en vano. Hasta que pisó su pie con el talón.
—¡Ouch!
Su agarre finalmente se aflojó, así que Hina lo empujó y logró hacer cierta distancia entre ellos. Sus zapatos eran de tacón bajo, por lo que no tenía tanto poder como los tacones de aguja, pero aún así infligió dolor a Hide, lo suficiente como para que su rostro se enrojeciera de ira, con lágrimas en los ojos.
—¡¡¡AHHH!!!— Hina salió corriendo y gritó tan fuerte como pudo. Sin embargo, fue atrapada poco después.
La agarró del brazo derecho y ella trató nuevamente escapar, sacó el timbre de prevención del crimen conectado a su bolso. Ella lo arrojó inmediatamente a la cara de Hide.
Sonó un fuerte ruido. El timbre ovalado de prevención del delito emitió señales SOS a intervalos programados.
—¡Mierda!— Hide pisoteó el timbre con ira. Quedándose en silencio después de dos o tres pisotones.
—De ninguna manera...— Hina murmuró con incredulidad. Ella quería llorar. Quería levantar la voz y gritar pidiendo ayuda. Sin embargo, estaba tan abrumada por el miedo que no salió ningún sonido de su boca.
Todavía estaba aferrado a su brazo. El agarre en ella hizo más fuerte y más doloroso.
—¡Qué demonios! ¿Tanto me odias? ¡Solo quiero que volvamos a estar juntos!
—Deten-
—¡No pienses en nada! ¡Solo acompáñame!— Él de repente gritó contra sus oídos y ella sintió que sus tímpanos explotaban. 
Con su brazo todavía en sus manos, Hina sacudió la cabeza desesperadamente.
—¡Para! Por favor-
Antes de que pudiera decir algo más, la boca de Hina fue bloqueada por sus labios.
Sus labios superpuestos se sentían incómodos e insoportables. Cuando ella mordió la lengua que se le había colado en la boca, Hide la empujó. Hubo un ruido sordo cuando la espalda de Hina rebotó contra la pared de concreto.
—Ugh...— Hide se limpió la sangre en la esquina de la boca.
Hina salió corriendo tan rápido como pudo. Estaba completamente aterrada, no tenía idea de qué haría él después. Movió los piernas desesperadamente mientras se limpiaba los ojos borrosos.
¡Alguien! ¡Alguien! ¡Alguien!
Hina pidió ayuda desesperadamente. No había ningún sonido saliendo de su boca, pero en su corazón, desesperadamente pidió ayuda.
—Hasegawa...— Ella pronunció su nombre en voz alta inconscientemente. Había llamado a alguien que no podía acudir en su ayuda.
Había sido ella quien puso fin a su relación. Ya no podía estar con él en el futuro. Aun así, todavía lo buscaba egoístamente.
—Hase... ga... wa...— Su voz parecía desvanecerse ahora. Ella no podía respirar más. Un sonido ininteligible escapó de su garganta. Su corazón latía tan rápido que se preguntó si se rompería.
Escuchó los pasos de Hide acercarse y Hina se preparó para ser atrapada.
Y entonces-
—¡Hina!
Detrás de ella, escuchó un golpe sordo, similar al sonido de alguien pateando un saco de arena.
Miró hacia atrás lentamente mientras su cuerpo temblaba de miedo y vio a Hasegawa. Estaba respirando irregularmente y la ira se expresaba claramente en su rostro.
Hasegawa se mordía los labios con una expresión muy diferente de su comportamiento como la máscara de hierro. Detrás de él, podía ver la figura de Hide mientras se agarraba el vientre y se contraía en una bola.
Cuando Hasegawa vio a Hina, inmediatamente corrió hacia ella. Luego la abrazó con fuerza.
—¿Estás bien?
Sintiéndose aliviada en sus brazos, el cuerpo de Hina se sacudió incontrolablemente. Su visión se volvió borrosa. Las lágrimas se desbordaron de sus ojos, como una represa rota.
—Ha... sega...
—Está bien ahora.
Su cara estaba caliente. Le dolían la nariz y la garganta. Aun así, ella continuó sollozando fuertemente.
Hasegawa sacó su teléfono y contactó a la policía de inmediato. Mientras les informaba sobre la situación, Hide se puso de pie. Su rostro se contorsionó con ira, irritabilidad y vergüenza.
—¡Mierda!
Pero en lugar de dejar que su ira lo controlara, parecía que estaba más preocupado y angustiado por ser atrapado por la policía. Hide se escapó y desapareció en la oscuridad de la noche.
◈◈◈
No mucho después de la llegada de la policía, Hide fue capturado cerca del río mientras huía.
Interrogaron a Hina sobre la situación y posteriormente la dejaron ir. Hasegawa la había acompañado mientras sostenía sus hombros.
—Muchas gracias.— Hina le dijo a Hasegawa con los ojos hinchados por el llanto. Estaban parados entre la puerta del ascensor y la habitación de Hasegawa.
Hasegawa miró a Hina mientras apretaba el agarre sobre sus hombros.
—¿Nos quedamos juntos esta noche?
—No, está bien...— Se armó de valor para no llorar y respondió con el corazón encogido.
Ella realmente quería quedarse a su lado. Ella quería acostarse a su lado en la cama y dejar que la consolara.
Pero ella no tenía ese derecho.
En su habitación, había alguien esperando a que regrese. Ella no debería involucrarse en sus asuntos por más tiempo.
La mano de Hina temblaba mientras retiraba el agarre de Hasegawa de sus hombros.
—Realmente me salvaste hoy. Gracias de nuevo.
—Hina.— El tono de Hasegawa fue exasperado. 
Probablemente se dio cuenta de que ella se estaba forzando a sí misma. También parecía un poco molesto.
—Deja que me quede contigo hoy. Estoy preocupado por ti y no podré dormir bien si te quedas sola.
—Pero...
—¿Por favor?
Hina pensó que estaba siendo injusto. Ni siquiera era consciente de sus sentimientos, así que debería dejar de bañarla con amabilidad. Ella podría malinterpretar nuevamente que le gustaba.
—Pero tienes que irte a tu casa...
—¿Por qué?
—"Por qué", me estás preguntando... Deberías saberlo.
Qué cruel, pensó ella. Ella dejó escapar una risa irónica. ¿Hasta dónde pensaba empujarla?
—Hay alguien esperándote en casa, ¿verdad?
—¿Cómo...?— Sus ojos se abrieron de par en par. Cuando Hina dijo que la conoció esa mañana, Hasegawa comentó: 
—Ya veo. Te la presentaré de nuevo correctamente la próxima vez.
Sus palabras la golpearon y se sintió más triste. Efectivamente había algo que no le había contado sobre su relación.
Ella quería irse a casa de inmediato y llorar. Quería sentarse en su cama y llorar tan fuerte como sus pulmones y garganta se lo permitieran.
Ella giró sobre sus talones y se dirigió hacia su habitación. Pero Hasegawa la detuvo y la agarró del brazo.
—¿Pero por qué no puedo quedarme contigo? Puedo dejar a esa persona sola.
—¡Estúpido Hasegawa!— Hina le gritó antes de darse cuenta. Estaba molesta porque él no pudiera entender sus sentimientos en absoluto. —¡Me gustas! ¡Puede que ya no sientas nada por mí y sigas adelante, pero no puedo cambiar mis sentimientos tan rápido!—
—¿Ah?
—Si nos quedamos en la misma habitación, ¡me haré ilusiones! Me gustaría que me toques, que me beses... ¡ya sabes! Pero eso te molestaría, ¿verdad?
Ella inmediatamente se arrepintió después de decirlo. Sabía que solo molestaría a Hasegawa. Incluso si ya no la quería, tampoco quería que la odiara. Esos eran sus verdaderos sentimientos. Sin embargo, definitivamente pensaría negativamente de ella ahora que escuchó esas palabras.
Como para confirmar sus pensamientos, Hasegawa frunció el ceño y su rostro se volvió sombrío y hosco. Así que Hina agregó:
—Así es como es. Ahora, si me disculpas.— Le volvió la espalda para irse pues se sentía tan angustiada que quería desaparecer.
—Entiendo. Si ese es el caso...— dijo Hasegawa severamente, y tiró de Hina hacia atrás. Los dos se dirigieron hacia su habitación.
Hasegawa abrió su puerta y empujó a Hina adentro. La siguió de cerca y cerró la puerta.
—O-oye, ¡e-espera!
—¿Ehh? ¡Hermano mayor! ¿Trajiste a casa a una mujer sabiendo que estaba aquí? ¡¿... Señorita Uzuki?!
Las voces fuertes de Hina y Rin se superpusieron a través de la habitación.
Justo como Hina pensó, Rin estaba allí. Sin embargo, se veía completamente diferente de cuando estaba en la oficina.
Llevaba un mono y su flequillo estaba atado descuidadamente con una cinta para el pelo. Sostenía una lata de cerveza en la mano con las uñas lacadas de color rosa brillante.
—Rin, quédate en el hotel frente a la estación hoy. Me haré cargo de los gastos.
—¿Qué? ¿De verdad? ¡Que afortunada! ¡Hermano qué eres generoso hoy! ¿Pero por qué? ¿Vas a usar tu habitación ahora? Eh, ¿podrían ser que ustedes dos...?
Hina se quedó estupefacta cuando Rin la miró, cuya cara se contorsionó de sorpresa.
Sin verificar la expresión de Hina, Hasegawa presentó a Rin en su habitual tono inexpresivo.
—Hina, sé que ya la conociste pero déjame presentarla nuevamente. Esta es Rin Katayama, mi hermana menor.
—¡¿Qué?!
La mente de Hina se quedó en blanco.

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