sábado, 19 de octubre de 2019

Capítulo 19


—¿Quieres que durmamos juntos hoy?
Esas palabras parecieron detener el tiempo a su alrededor. La mano de Hasegawa, que le había estado acariciando la frente se detuvo, y la cara de Hina al instante se volvió de un rojo brillante.
Luego, después de unos diez segundos, Hina se levantó apresuradamente de la cama.
—¡Lo siento! ¡Dije algo extraño! ¡Por favor olvídalo!
Sus ojos se pusieron inyectados de sangre y bajó la cabeza tan bruscamente que parecía que su cuello se rompería.
—Quiero decir... te veías tan cansado que me sentí mal y culpable...
—Hina.
Hasegawa la interrumpió rápidamente mientras ella continuaba murmurando excusas. Luego le dirigió su sonrisa de negocios. El cuerpo de Hina se puso rígido.
—Ahora no puedes quejarte si hago un movimiento sobre ti, ¿entiendes?
—... Sí.
Con voz débil, Hina respondió y asintió mientras su cuerpo se temblaba.
—Si no quieres que haga un movimiento, dilo ahora. De lo contrario, planeo hacer muchas cosas...
—¿Muchas cosas...?
—Así es. Muchas cosas.
Hasegawa enfatizó las palabras repetidas por Hina. Sus ojos se entrecerraron pero no estaban sonriendo. Era una mirada de ira. Hasegawa estaba indudablemente enojado, no importa cómo lo mires.
La cara de Hina palideció mientras intentaba controlar el miedo que corría por su cuerpo. Al ver esto, Hasegawa se cubrió la cara con una mano y dejó escapar un profundo suspiro.
—No quiero aprovecharme de ti en tu estado vulnerable, así que por favor, no digas ese tipo de cosas.
—Lo siento... Pero, realmente creo que deberías descansar también...
Hina rozó ligeramente la mejilla de Hasegawa como para preguntar: "¿Estás bien?", Pero Hasegawa la tomó de la mano y la volvió a colocar en la cama.
—¡Oye! Si no paras, ¡realmente te atacaré! ¿Está claro? ¡Deja de provocarme con tus palabras imprudentes! ¡No me toques tan casualmente! Te lo ruego, por favor ten un poco de autoconservación.
—¡Pero también me ha tocado casualmente!
—¡Cállate!
Se vio obligada a recostarse en la cama. Hasegawa le subió las mantas hasta la boca.
Su flequillo, que siempre estaba bien cepillado, ahora colgaba y lo hacía parecer más joven. A pesar de que la lámpara de mesa emitía una luz naranja, su cara se veía azulada bajo la luz.
Ahora que lo pienso, los vendedores también estuvieron muy ocupados ayer...
Todavía no era diciembre, pero el trabajo se había ido acumulando como si fuera final del año. Era agitado en todas partes de la compañía e incluso Hina, que solo es una soporte de ventas, también estaba ocupada, por lo que debería ser peor para vendedores como Hasegawa.
—¿Por qué quieres hacerme muchas cosas?
Su pregunta sorprendió a Hasegawa. Él dejó de acariciarle la cabeza y sonrió con ironía.
—¿No lo sabes sin que yo lo explique?
—No, si lo entiendo, lo siento...
Hina era consciente de que estaba siendo realmente considerado. Aunque sabe que no correspondía sus sentimientos, no entendía porqué ella aún así le preguntó eso. Estaba tan avergonzada que se escondió debajo de la manta.
Más importante aún, ¿cómo me siento realmente sobre Hasegawa...?
De repente, esa pregunta apareció en su cabeza.
Su impresión de Hasegawa antes de confesarse era la de un hombre capaz, pero después de confesarse, ella pensó que era un tipo extraño con una mirada fría.
¿Pero y qué tal ahora?
Pensando sus sentimientos sobre él en ese momento, sus mejillas se enrojecieron y se pusieron calientes.
Probablemente... me gusta.
Al darse cuenta de sus sentimientos, su cerebro no podía dejar de tambalearse. Sintió que su corazón iba a explotar por las emociones que habían despertado.
Al ver que su rostro se puso rojo, Hasegawa le tocó suavemente las mejillas para comprobar su temperatura.
—Tu cara se puso toda roja. ¿Tienes fiebre?
Cuando él preguntó, Hasegawa pasó los dedos de su mejilla hacia su oreja. Las yemas de sus dedos tocaron la parte posterior de sus oídos.
—Ahh~
Un gemido escapó de sus labios y Hina se cubrió la boca de inmediato. Hasegawa retiró la mano y trató de ocultar su rostro. Por los huecos de sus manos, sus mejillas sonrojadas se podían ver claramente.
—Lo siento.
—No, yo también lo siento.
Estaba tan avergonzada que no podía mirarlo, así que cerró los ojos. Luego, Hasegawa se levantó y recogió su abrigo, como si se estuviera preparando para irse a casa.
—Um.
—Disculpa, pero va siendo tiempo de que regrese a casa, ya es hora. Volveré mañana, así que descansa bien.
Hasegawa habló apresuradamente mientras cargaba su bolso y se dirigió hacia la puerta sin mirarla. Hina se movió rápido a agarrar el borde de su abrigo.
—¡Espera!
—...
Hasegawa se detuvo pero no miró a Hina. Soltó un profundo suspiro.
—Sé que lo prometí, pero ya déjame ir a casa.
—¿Por qué?
—¿Por qué? Porque los dos somos adultos. Piénsalo...
Hasegawa se comenzó a rascar la cabeza mientras respondía, todavía sosteniendo su abrigo. La cara de Hina se puso roja.
—Oh, ¿entonces quieres ir a casa porque quieres hacer muchas cosas?
—... Sí.— Hasegawa no volvió la cabeza hacia Hina. 
Ella buscó a través de su abrigo hasta que tocó su mano, luego la agarró con la suya.
—Aun así, quiero que te quedes...
—¿Entiendes lo que estás diciendo?— Hasegawa preguntó en tono enojado, girando hacia ella. Pero después de ver que la cara de Hina estaba tan sonrojada como la suya, sacudió la cabeza con exasperación.
Al momento siguiente, Hina fue empujada hacia atrás en la cama y sus brazos fueron sujetados sobre su cabeza. Hasegawa se quitó las gafas y la colocó al azar en la mesa auxiliar. Luego, sin previo aviso, Hasegawa presionó sus labios contra los de ella.
La besó como si se la quisiera tragar entera. Él mordisqueó suavemente sus labios superior e inferior alternativamente antes de forzar su lengua dentro. Después de rastrear sus dientes frontales, él jugó con su lengua y continuó devorándola.
Fue solo después de varios minutos cuando sus labios fueron liberados. Un hilo plateado colgaba entre la boca de ambos, y Hasegawa no tuvo más remedio que detenerse.
—¿Ha... se... ga... wa?
Hasegawa parecía angustiado mientras intentaba recuperar el aliento.
—Si me miras así, lo tomaré a mi conveniencia. ¿Odiarías eso? Si es así, aléjame. Si no...
—¿Tengo que alejarte?
Hasegawa exhaló un suspiro ante su respuesta. Luego, le acarició las mejillas. Cuando su rostro se enrojeció, Hasegawa frunció el ceño.
—Te arrepentirás, ¿sabes?
—¡N-no lo haré!.. Probablemente...
—Debido a que todo eso sucedió hoy, ¿no crees que deberíamos reconsiderar esto?
—Aun así, creo que quiero estar más cerca de ti hoy...
Mientras intentaba transmitir sus sentimientos, Hasegawa de repente liberó sus brazos que habían estado restringidos desde hace un tiempo. Mientras montaba a horcajadas sobre Hina, se quitó el abrigo y lo dejó caer al suelo. Luego, comenzó a quitarse los botones de su camisa.
—Eres estúpida, ¿no?
—Qué, estúpida...
—No podré parar, incluso si lo odias.
Lo dijo en su tono frío habitual, pero Hina sintió que le ardían las mejillas.
—Está bien porque no diré que lo odio...
—Estaba planeando ser amable al principio pero...
Esas fueron sus últimas palabras antes de que comenzara a lamer, besar y mordisquear todo su cuerpo como para devorarla completamente...
Los dos estuvieron sin aliento hasta que transcurrió la noche.


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