sábado, 19 de octubre de 2019

Capítulo 06


—¡Señor Hasegawa por favor, vaya a su departamento!
—No quiero.
Los dos discutían frente a la habitación de Hina, ella mirando a la puerta detrás de él. Por otro lado, con los brazos cruzados, Hasegawa la miró con ojos fríos. Mientras tanto, el cerrajero al que llamó el gerente del departamento les daba una mirada de reojo mientras trabajaba en la llave de reemplazo.
—Usted entró en mi departamento, así que no debería haber ningún problema si yo entro en el suyo, ¿verdad?
—¡Hay un GRAN problema! ¡Normalmente no debería irrumpir en la habitación de una mujer! Por favor, ¡váyase a casa! ¡Hay muchas cosas en la habitación de una chica que no deberían ser vistas por cualquiera!
—Oh, ¿podría ser que tiene ropa interior por ahí? Personalmente, no es que me importe.
—¡Pero a mí sí me importa!
Después de gritarle frenéticamente, Hina creó cierta distancia entre ella y Hasegawa. Pero Hasegawa inmediatamente cerró esa distancia y en un tono un tanto juguetón, bromeó.
—¿Entonces qué es? ¿Qué es lo que no me puede mostrar?
—Eh.. ¡N-no hay nada que mostrar! En primer lugar, ¿por qué desea tanto entrar a mi piso?
Al ver que Hasegawa no mostraba ningún signo de retroceder, una gota de sudor frío le recorrió la frente.
—Tengo curiosidad por ver qué tipo de vida ha estado viviendo. Solo voy a mirar alrededor, ¿de acuerdo? Si no tiene nada de qué avergonzarse, ¿debería estar bien?
—¡No, no, no! ¡Si ve mi habitación, yo definitivamente moriría!
—La gente no muere tan fácilmente, ya sabe. Además, no dije que quería quedarme en su habitación como lo hizo usted, así que, ¿no debería estar bien?
A pesar de que parecía tan estoico como siempre, Hasegawa definitivamente estaba disfrutando de la situación. Hina estaba segura de eso.
—¡No está bien! ¡Y no dije que quisiera quedarme!
—Pero se quedó, ¿verdad?
—...
Hina se sintió débil ante esas palabras. Ella realmente se quedó. Y estaba agradecida. Es por eso que no podía mostrarle una habitación tan desordenada.
¡De ninguna manera! ¡Será malo si ve esa habitación! Será un gran shock. Tengo que alejarlo de alguna manera...
Con esa misma idea que consideró "dejarlo ver su habitación para que se rindiera" hace un tiempo, Hina ahora estaba pensando en cómo "tenía que evitar a toda costa que él viera su piso."
Fue entonces cuando una idea brilló en su mente.
—¡R-ropa interior! ¡Hay ropa interior a la vista, como usted supuso!
—Pero estaba diciendo algo diferente antes. Deje de mentir...
—¡De ayer!
—¿Qué?
—¡Ahí está la ropa interior de la persona con la que estaba bebiendo ayer! ¡Esa persona viene a menudo!
—...
Los ojos de Hasegawa se enfriaron. Pero tan frenética como estaba, Hina no se dio cuenta.
—¡Sabe, una persona casada no es algo con lo que se pueda jugar! ¡Se quejan sin cesar! Siempre es así cuando se queda. En realidad hace que te preguntes cómo se siente ser un recién casado... Oiga, ¿qué pasa?
—... Realmente no tiene ninguna delicadeza, ¿verdad?
¿Huh? ¿Está enojado de nuevo? ¿P-por qué?
Por la frialdad en la voz de Hasegawa, Hina tembló de miedo.
—¿Normalmente le dirías eso a un hombre que se le ha confesado? Bueno, si está pensando en obligarme a renunciar a usted...
—Ah...
Abrumado por esa mirada amenazante, el cerrajero anunció que "había terminado" con una expresión preocupada. Hina volvió la cabeza hacia esa voz justo cuando Hasegawa puso su mano en la puerta sin decir una palabra.
Y simplemente así, él estaba a punto de entrar.
—No me intimidan los hombres adúlteros. Lamento decepcionarla.
—¿Ahh?
Luego, sin decir nada más, audazmente entró. Hina observó su figura avanzar decididamente antes de saltar sorprendida como un animal asustado. Después de recibir su nueva llave del cerrajero, rápidamente persiguió a Hasegawa.
—¡¡Espere-!!
—...
Cuando Hasegawa levantó la vista de la entrada, se congeló al ver la habitación de Hina. Junto a él, Hina también levantó la cabeza. Su ropa estaba apilada en el riel de la cortina, y otro montón estaba apilada en el sofá. Muchas revistas de manga estaban esparcidas por el suelo y en la esquina de la habitación se acumulaba el polvo muy evidentemente.
En comparación con la habitación de Hasegawa, esto era un completo desastre. La cara de Hina se puso azul.
—¿S-señor Hasegawa...?
Ella lo miró con sudor frío corriendo por su columna vertebral. Luego, como si sus venas estuvieran a punto de explotar de ira, Hasegawa aflojó el botón de su puño y se arremangó las mangas.
—Limpiar...
—¿Qué...?
—¡Vamos a limpiar! ¿Durante cuántos días no ha aspirado? ¡Usted...!
—¡S-si!
Con esa orden, comenzaron a limpiar la habitación.
—En primer lugar, ¡tiene muchas cosas! ¡¿Qué pasa con esa montaña de revistas?!
—¿Por qué se enoja conmigo ?! ¡Esta es mi habitación, ¿sabe?!
—¡Cállese! Por favor, ¡mantenga sus manos en movimiento! ¡Es una locura que se atreva a traer hombres a esta habitación!
—¡Usted entró por su cuenta!
—¡No estaba hablando de mí!
—¿Ehh?
Al escucharlo en ese tono, Hina dejó escapar un grito de sorpresa. Era la primera vez que oía al máscara de hierro alzar la voz con ira.
Bueno, supongo que también es humano. Puede enojarse y reír...
Mientras reunía las revistas que había dejado de leer, Hina miró a Hasegawa. Estaba refunfuñando para sí mismo, pero todavía ordenaba diligentemente la habitación de Hina.
Ella pensaba en él como una persona sin emociones de principio a fin. No importa lo que dijeran, él siempre mantenía esa expresión estoica y tranquila que tanto lo caracterizaba. Concluyó que no era capaz de reír o llorar, al menos, no hasta ahora.
Bueno, si lo piensas bien, ese tipo de persona normalmente no creo que existan.
El hecho de que apenas muestre emociones en su rostro no significa que no tenga sentimientos. Pensando en ello, los labios de Hina se curvaron en una sonrisa mientras continuaba limpiando su habitación.
◈◈◈
Mientras los rayos del sol inundaban las ventanas, la habitación de Hina finalmente se veía ordenada y decente. Mirando fijamente a su habitación relucientemente limpia, Hina sintió una sensación de satisfacción y logro. Junto a ella, Hasegawa parecía completamente exhausto.
—Lo he molestado, Hasegawa. ¡Pero ha sido de gran ayuda!
—¡Si limpiara regularmente, no hubiera estado tan sucio! ¡De ahora en adelante debe limpiar más seguido! Incluso si no puede limpiar a diario, ¡al menos trate de aspirar una vez cada tres días!.
—Uh...
—No voy a aceptar un no por respuesta. Si no escucha, vendré a limpiar otra vez...
—Jajaja...
Hina dejó escapar una risa seca y luego caminó hacia la cocina.
—Le prepararé un café, así que siéntese allí. Lo toma con una cucharada de azúcar, ¿verdad?
—...Sí, por favor.
El rostro de Hasegawa retomó su habitual expresión agria mientras se sentaba en el sofá. Pensando que parecía estar molesto y quería decir algo, Hina inclinó su cuello en contemplación y sirvió el café.
—... ¿Qué pasa?
—Nada. Estaba pensando que usted recordaba cómo prefiero el café...
—Oh, lo recordaba porque trabajamos juntos ¿lo ha olvidado?
Al igual que Hasegawa, Hina también estaba en el departamento de ventas como soporte de ventas. Ella prepara materiales para el uso de los vendedores, hacía reservas en la tienda y, a veces, realizaba trabajos de campo para encontrarse con los clientes. Los vendedores y el soporte de ventas a menudo trabajan juntos. Poco después de que Hina se uniera a la compañía, trabajó varias veces con Hasegawa. Fue entonces cuando aprendió cómo él prefería su café.
—Muchas gracias.
Después de decir eso, Hasegawa tomó la taza de café en sus manos. Hina se sentó junto a Hasegawa después de colocar la suya sobre la mesa. Como el sofá era estrecho, sus cuerpos se tocaron. En ese momento, el hombro de Hasegawa saltó.
—Usted...
—¿Ah? ¿Qué pasa?
—No importa...
Solo había un sofá en la habitación, así que Hina pensó que era natural que se sentara allí, pero se dio cuenta de que la cara de Hasegawa se volvió sombría.
En ese momento, pasó un mini camión anunciando "patatas dulces" frente a su edificio. Mientras pensaba que ya era la temporada de patatas, el estómago de Hina se quejó. Aunque desayunó correctamente, ya había digerido su comida después de toda la limpieza que habían hecho.
Un ruido retumbante hizo eco en toda la tranquila habitación.
Grr...
Hasegawa se llevó la mano a la boca y evidentemente se estaba riendo. Con la cara roja de vergüenza, Hina comenzó a hablar en voz baja.
—¿Por qué no... comemos juntos hoy?
Hasegawa instantáneamente se atragantó al escuchar esas palabras.


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