sábado, 19 de octubre de 2019

Capítulo 09



—Hina, ¿es cierto que Hasegawa se mudó a tu edificio departamental?
Al escuchar eso, Hina se atragantó con té que estaba bebiendo. Tosió un par de veces antes de dirigir su mirada hacia la fuente de esa voz con los ojos entrecerrados.
Mei, que estaba disfrutando de un pudín al final de la hora de comida, inclinó la cabeza con perplejidad.
Las dos estaban almorzando en la cafetería de la empresa. El piso estaba cubierto con tablas de madera y las paredes estaban pintadas de blanco. Una música de moda se escuchaba en el fondo, era un gran espacio abierto con ventanales. Quizás para acomodar a la mayoría de los empleados, había muchos asientos disponibles. La gran mesa estaba ocupada por el Departamento de Planificación para su reunión de almuerzo.
Afortunadamente, nadie estaba sentado cerca de ellas, y seguramente nadie escuchó lo que dijo Mei, ni escucharía su conversación a partir de entonces.
A pesar de saber eso, Hina bajó su voz a un susurro y preguntó:
—¿De quién escuchaste eso...?
Solo ha pasado una semana desde que Hasegawa se mudó. Era increíble que el rumor se filtre tan rápido. Resultaba poco probable que Hasegawa diga algo así por sí mismo, así que ¿alguien podría haberlo visto yendo a su dirección? Hina escuchó atentamente mientras esperaba la respuesta.
—Lo escuché de un amigo en el Departamento de Asuntos Generales.— Respondió Mei junto con un gesto de corazón.
Al enterarse de que la fuente era el Departamento de Asuntos Generales, Hina pudo adivinar lo que sucedió. Alguien en el departamento vio el cambio de dirección de Hasegawa y notó que era el mismo edificio que el de ella y le contó a Mei.
Mei era muy amable y amigable, y los chismes de oficina se propagaban como la pólvora. A pesar de desconfiar un poco de la capacidad de recopilación de información de su kohai, Hina fingió no verse afectada y continuó comiendo.
—Entonces, ¿es verdad?
Mei se inclinó con curiosidad pero Hina se alejó un poco de ella.
—Bueno, es verdad pero...
—¡Entonces es realmente cierto! Entonces, ¿sabes cual es el número de su habitación?
—Eso es...
No había forma de que ella pudiera decirle que estaba al lado de la suya, por lo que Hina solo pudo responder un murmullo. Honestamente, no sabía cómo contestar.
Por supuesto, se debía mantener en secreto que vivían uno al lado del otro, pero el riesgo podría ser mayor si ella dijera que no tenía idea y fuese descubierta más tarde su mentira.
—... ¿Qué tal si le preguntas a él directamente?
Después de que consiguió decir eso, Mei inmediatamente estuvo de acuerdo con un rotundo sí.
Hina exhaló un suspiro de alivio ante su respuesta. Pensó que finalmente podría comenzar a comer adecuadamente otra vez, pero Mei lanzó otra bomba.
—Podría ser solo mi imaginación, pero creo que le gustas a Hasegawa. ¿Qué piensas?
Hina se atragantó. Los fideos que estaba tratando de tragar se habían atascado en su garganta. Ella tragó agua tan rápido como pudo.
Al verla toser con lágrimas formándose en sus ojos, Mei preguntó con preocupación.
—Esa reacción... ¿Podría ser que ya se te confesó? ¡¿De verdad?! Pero no hay un ambiente dulce entre ustedes dos.
—¿P-por qué pensarías eso...?
Mientras trataba de ocultar sus mejillas ligeramente sonrojadas, Hina quería pedirle que bajara la voz, pero Mei le dedicó una sonrisa burlona y se apresuró.
—¡Porque si lo pienso así, todo lo que Hasegawa ha hecho en los últimos días tendría sentido! ¡Él te busca continuamente durante el almuerzo o tiempos libres, etc! Además, Hasegawa ha sido considerado contigo desde antes, ¿no?
—¿Qué quieres decir?
Hasegawa solía pasarle todo el trabajo problemático y desagradable. Y aunque otras personas del equipo de soporte de ventas podrían haberlos tomado, descubrió que Hasegawa la nominaba para manejarlos todos. Entonces, antes de recibir su confesión, pensaba que con seguridad él la odiaba.
Incluso el día en que él se le confesó, ella había recibido documentos complejos bajo su supervisión.
—Quiero decir, él siempre te nominó para hacer el trabajo porque no podía confiarlo a nadie más, ¿verdad? Después de todo, ¡tu trabajo es de lo mejor!
—¿De dónde sacaste esa información...?
—¡Del jefe! Me lo dijo cuando salimos a beber la última vez. Parece que también está un poco preocupado de que Hasegawa siempre te nomine para hacer todo.
Expuso fácilmente información tan aterradora con un tono tan dulce. Hina se sorprendió al saber que salió con el jefe, pero lo que era más aterrador es que él era un hombre casado y con un hijo. Se sentía como si se encontrara con una caja de Pandora de otra persona sin querer.
Al ver como la cara de Hina se oscurecía, Mei recurrió a sus manos para disipar sus dudas.
—¡Ah, no es eso! ¡No tengo ninguna relación con el jefe! En lugar del jefe, ¡realmente me llevo mejor con su esposa! Ese día también, su esposa se unió a nosotros poco después, ya sabes...
Mei explicó que simplemente compartía el mismo gimnasio que su esposa. Si se uniera a su círculo de amigos, seguramente ampliará su red y podría reunirse incluso con el Primer Ministro.
—Dejando eso de lado, ¿qué pasó después? ¿Se te ha acercado Hasegawa o algo así?
—De ninguna manera. Hasegawa solo me busca porque le soy útil. No hay nada romántico en eso.
—Pero...
Ante su negativa, Mei emitió una voz de queja. En el mismo momento, el teléfono de Hina sonó en el momento perfecto.
Como no quería que la interrogaran más, Hina contestó sin pensarlo dos veces, pero inmediatamente se arrepintió después de escuchar la voz al otro lado de la línea.
—Hina, ¿es un buen momento para hablar?
—...
En el momento en que escuchó la voz de Hasegawa, no dijo nada y colgó de inmediato. Frente a ella, Mei la miraba con ojos implorantes.
Entonces su teléfono volvió a sonar. Hina suspiró mientras se levantaba. Señaló con los ojos y se alejó del alcance de oídos curiosos. Si Mei supiera que fue Hasegawa quién la estaba llamando, la molestaría aún más.
Hina contestó su teléfono y bajó la voz tanto como pudo.
—Hola
—... ¿Por qué colgó antes?
—No importa. ¿Cómo supo mi número?
Hina gruñonamente le devolvió su incómodo interrogatorio con otro.
—Lo obtuve de un colega. Más importante aún, ¿está libre para hablar ahora?
—¿Sobre qué? No he terminado de almorzar, así que agradecería que pudiera ir al grano.
—Ok, bueno, para decirlo simplemente... Hina, tengamos una cita.
—... ¡¿Qué?!— ​​Respondió Hina sin pensar, a lo que Hasegawa bromeó con sarcasmo.
—¿Te has quedado sorda?
—...
—Aunque me he mudado junto a tí, nuestra relación no ha progresado en absoluto. Bueno, ¿qué dices?
—Incluso si me pregunta... Una cita es...
De hecho, a pesar de haberse mudado al lado, nada había cambiado entre ellos. Para Hina, era natural porque no le gustaba, pero Hasegawa estaba claramente insatisfecho.
—He planeado la cita perfecta...
—Eh, no gracias.
Hina lo interrumpió de inmediato. Ella lo escuchó entrar en pánico con preocupación y se rió ligeramente.
El hecho de que pudieran hablar así por teléfono significaba que se habían vuelto más cercanos que antes. Pero aún no era al punto en que pudiera considerar salir en una cita.
—Entonces, ¿a dónde le gustaría ir? No voy a expresar ninguna queja, así que no dude en darme sugerencias.
—Pero yo fui la invitada. Y aún no he dicho que vaya a ir...
—Entonces, ¿no irá?
—Solo quiero quedarme en casa en mi día libre.
—...
Hina se frotó la mejilla al pensar en ver a Hasegawa. Realmente no quería herir sus sentimientos, pero después de ser besada de esa forma anteriormente, quería mantener una distancia. Sintió que sus corazones se habían acercado, pero aún dudaba sobre profundizar su relación física.
En otras palabras, estaba un poco asustada de estar a solas con él. Pero no era miedo de que Hasegawa hiciera algo. Más bien, tenía miedo de que ella misma se dejara llevar si él hacía algo.
Mientras contemplaba qué decir, sintió que alguien se acercaba. Al momento siguiente, su teléfono fue arrebatado de su mano.
La persona que lo tomó fue Mei.
—¿Es Hasegawa? Lo siento, he estado escuchando a escondidas. Una cita, ¿verdad? ¡Vayamos! ¡Tengamos una cita doble!
—¡¿Qué?!
Hasegawa probablemente preguntó lo mismo por teléfono. Como para rechazar su objeción, Mei inmediatamente habló con una linda voz.
—Creo que Hina está nerviosa por estar a solas contigo. ¡Entonces traeré a mi novio y tengamos una cita doble! Si sigo adelante, ¡Hina seguramente estará de acuerdo!... ¡Bien, seguro! Te pasaré los datos de contacto más tarde.
Mirando a Mei que parecía que estaba a punto de terminar la llamada, Hina se cubrió la boca medio abierta.
Después de acordar y programar la cita doble para el domingo siguiente, Mei colgó. Dio un paso hacia Hina y sonrió con picardía.
—¡Hina! Ya lo he adivinado, ¿así que vas a admitir sobre lo de Hasegawa?
—No... Err, bien.
Hina asintió mientras desviaba la mirada.


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